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«El cambio climático existe». Es una frase del papa Francisco I pronunciada hace unos días en su primera entrevista a un medio estadounidense. Pero no es la primera advertencia que hace, ni tan poco la última. «Admiramos la encantadora belleza de Venecia, pero nos ... preocupan los numerosos problemas que la amenazan: el cambio climático, que repercute en las aguas de la Laguna y en el territorio», señaló el pasado fin de semana en su misa en la capital del Veneto italiano.
Sin embargo, sus primeras palabras sobre la emergencia climática pronunciadas o escritas desde los salones vaticanos se remontan a 2015. En el año que la Agenda 2030 nació, Francisco I formuló el concepto de ecología integral en la Encíclica Laudato si'.
«¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?». Con esta pregunta, presente en las casi 200 páginas en las que Jorge María Bergoglio profundiza en la doctrina católica,el cuidado del entorno natural y de todas las personas. «Se dirige a cada persona que habita este planeta», afirma Francisco I en el texto. «Es la primera encíclica verde de la historia», llegaron a bendecir activistas y ecologistas.
No obstante, no es la primera vez que un sumo pontífice habla o escribe sobre el medioambiente. Juan Pablo II pidió en la encíclica Centesimus Annus del 91 la cooperación con Dios para promover el florecimiento correctamente ordenado del medio ambiente y anticipó el concepto de ecología integral de Francisco I. Benedicto XVI también se hizo eco de estas enseñanzas, pero Bergoglio ha sido el único hasta el momento en dedicar desde las oficinas del Vaticano un texto completo a la emergencia climática.
En 192 páginas, divididas en 16 páginas; Francisco I es claro: «el cambio climático es uno de los principales desafíos actuales para la humanidad». Una frase que volverá a repetir en varias ocasiones durante su pontificado. «Hay consenso científico y está ocurriendo».
El papa también hace referencia a la cuestión del agua. «El acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal (...) privar a los pobres del acceso al agua significa negarles el derecho a la vida».Por otra parte, también menciona la pérdida de biodiversidad: «Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, y tampoco podrán hacerlo nuestros hijos».
Ocho años después, el jefe de la iglesia vaticana volvió a escribir sobre la emergencia climática. En la Exhortación Apostólica Laudate Deum expresa su preocupación sobre la crisis climática global, criticando el poder tecnológico y económico que subyace en el proceso actual de degradación del medio ambiente. «Ya no se puede dudar del origen humano —«antrópico»— del cambio climático», afirmó.
Además, Francisco carga en su escrito contra los negacionistas del cambio climático: «Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes».
«Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la Tierra, que son solo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos». También advertía que «la inacción política y los intereses económicos ante la crisis climática, mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre».
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