Ya lo dice el refranero: «En enero, bufanda, capa y sombrero». Aunque estos días son más de terraceo, blusa y jersey fino. En enero hace frío, o suele hacerlo, y es el mes más gélido en España, así se estudia en los libros de primaria. ... Las primeras semanas de cada año traen heladas, nieves, lluvias y caldos en casa. «En los últimos años hemos visto cómo el invierno ha quedado restringido a unas pocas semanas, en el mejor de los casos. Ni siquiera en 2021, pese a Filomena, tuvimos un invierno normal», señala Roberto Granda, geógrafo y meteorólogo.
En los primeros días de enero «se han batido más de 90 récords», afirma Granda. En su mayoría, las mínimas, aunque el episodio anómalo que se vive desde el 23 de enero ha barrido muchas máximas históricas. «Este anticiclón nos ha traído una masa de aire cálido que está dando lugar a temperaturas extraordinariamente elevadas para la época del año», explica Marcelino Nuñez, delegado en Extremadura y portavoz de Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Con termómetros por encima de los 25 e incluso de los 30 grados, dos localidades valencianas registraron esta semana 30,7 grados, las bufandas y abrigos se quedan en casa, pero «no es buen tiempo», aseguran los expertos. «Esto implica que muchas plantas están sacando las flores», comenta Ester Prat, coordinadora del observatorio ciudadano RitmeNatura del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF). «Y tiene muchas consecuencias», añade.
Así, las idílicas postales del Valle del Jerte (Extremadura) o del Valle del Pop (Alicante) con los cerezos y almendros florecidos cada vez llegan antes y no es porque los fotógrafos, instagramers e influencers tiren de hemeroteca. Las plantas en la península ibérica ya no entienden de estaciones y el calor ha alterado completamente su ciclo de vida. «Se están volviendo locas», alerta José Luis Gabriel, investigador del INIA-CSIC.
«Las plantas se están volviendo locas»
José Luis Gabriel
Investigador del INIA-CSIC
Esta semana la cuenta de la Asociación valenciana de meteorología en X, antes Twitter, posteaba una imagen de una cereza con el siguiente texto: «Imagen inédita: una cereza en pleno mes de enero en Benissili (Valle de Gallinera, Alicante). Foto de José Andrés Rodrigo». «Es una locura: las cerezas son una fruta de finales de primavera y principios del verano», advierte Granda.
90
récords de temperatura
se han batido en enero
Los cambios en el clima afectan al ritmo o calendario natural de las especies. Es decir, a la floración de las plantas y árboles y a la maduración de sus frutos. Prat a través de la iniciativa RitmeNatura ha constatado la floración prematura de varias especies. «Lo estamos viendo desde los años 70», confirma la investigadora del CREAF. Algunas especies de almendro florecen 10 días antes que hace 40 años y algunos viñedos han adelantado la vendimia a agosto. De hecho, los investigadores de este centro han constatado la floración prematura en varias especies incluso cuatro o cinco meses antes de lo habitual.
Contador de frío
El cambio en las floraciones tiene sus consecuencias. «Se alarga el período en que las plantas están activas», explica Prat. Los seres humanos entienden qué estas temperaturas son anormales y, sobre todo, fuera de temporada, pero «hay árboles que si encadenan calor durante varios días, pueden empezar a mover la savia de su interior y a florecer», explica Granda. «Poca gente lo sabe, pero las plantas y árboles necesitan horas de frío», apunta el investigador del INIA-CSIC. «Es como un contador».
Una vez acumuladas estas horas, destaca en este caso Luis Asín desde el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria, «el árbol está dispuesto a florecer e iniciar de nuevo el ciclo». Sin embargo, al llegar antes las temperaturas cálidas antes de tiempo, «ese contador no se completa» -señala Gabriel- y «se producen floraciones erráticas o pobres y no se desarrollan los frutos», completa Asín. Un 'esfuerzo' en balde que deja secuelas porque «consumen recursos fuera de época y quizá no la tengan en primavera para dar los frutos en temporada», advierte Prat.
«En enero flores, en mayo dolores»
Pero esta alteración no afecta sólo a frutales y plantas, también modifica la vida de los insectos. «Todo está relacionado en la naturaleza», recuerda José Luis Gabriel. «Puede que una flor sobreviva a una helada, pero si se adelanta su eclosión puede que no haya insectos que la polinicen», explica. «No somos conscientes de la cascada de reacciones que esto puede provocar», añade.
Una de ellas es la desaparición de especies y otra es que se dejen de cultivar alimentos en tierras peninsulares. «La planta no va a morir, solo que veremos muchos cerezos o naranjos solo con hojas y sin frutos», alerta Gabriel. En los laboratorios de I+D+i, los científicos buscan variedades que mejor se adapten al cambio climático o, simplemente, los agricultores están buscando nuevas tierras en las que sus cultivos puedan echar raíces, porque como dice el refranero: «En enero flores, en mayo dolores».
La temporada de alergia se expande
La primavera, oficialmente, llega el 21 de marzo y con ella los pañuelos y estornudos. La temporada de alergias se inicia con los primeros florecimiento. «Con estos días de calor, se produce antes la floración y la aparición del polen», comenta Hicham Achebak, investigador de ISGlobal.
De hecho, el cambio climático se perfila como un factor significativo en el rápido aumento de personas alérgicas en el mundo, según un artículo titulado 'El cambio climático contribuye al rápido aumento de personas alérgicas en el mundo'. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2050, la mitad de la población mundial podría verse afectada por al menos un tipo de alergia o asma.
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