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Verónica Casado y José Pedro Fernández, consejera de Sanidad y gerente de Atención Primaria en la pandemia. Sandra Santos
Especial cinco años de la pandemia

«Me para gente por la calle y me pide perdón porque no fueron justos con nuestro trabajo»

La consejera de Sanidad, Verónica Casado, y el gerente de Atención Primaria, José Pedro Fernández, se reencuentran en Trobajo del Camino, el lugar del primer cribado masivo de Castilla y León: «Estaba todo maduro para esa llamada: José Pedro, arranca eso»

Jueves, 13 de marzo 2025, 18:25

Se movilizó al ejército y a todo un batallón de infantería con batas blancas. No había tiempo que perder. En 24 horas se montó todo el dispositivo y se transformó un pabellón deportivo en un campamento sanitario desde el que luchar contra la pandemia que nos había tenido confinados durante cien días y que se cobraba cientos de vidas cada día.

El pabellón Camino de Santiago, en Trobajo del Camino, vuelve a ser hoy lo que nunca debió de dejar de ser. En una esquina, unos intrépidos jóvenes escalan por un muro; mientras, decenas de niños acceden a la pista botando balones y lanzando a canasta sin demasiado acierto. Algunos de ellos sabrán por oídas lo que allí ocurría hace cinco años; otros ni por asomo se harán una idea.

Dos sillas en el centro de la pista y poco más. Por el túnel de vestuarios llegan dos héroes sin capa en cuyo desvelo estuvo la vida de miles de personas. José Pedro Fernández juega en casa, mientras que Verónica Casado lo hace como visitante, aunque es querida como una más para los leoneses que cada día se conectaban a Leonoticias para saber cómo avanzaba la incidencia de la covid-19 en la provincia. El gerente de Atención Primaria y la consejera de Sanidad en el peor momento, cuando algunos no daban la cara, se reencontraban sobre la pista en la que un sábado, 7 de noviembre de 2020, se congregaron 4.200 vecinos para asistir al primer cribado masivo de coronavirus en Castilla y León.

Lo primero que se dirigen son halagos, compartidos con la exalcaldesa de San Andrés, Camino Cabañas, que rápidamente puso a disposición todos los medios necesarios. Ambos se enfrentaron a un escenario de «incidencia desbocada», con 845 casos por cada 100.000 habitantes, y con pérdida de rastreo en el municipio. «Teníamos todo listo para esa llamada: José Pedro, arranca eso a ver cómo lo hacemos», le pedía Verónica a su prolongación en León. «Yo no era más que un fiel vasallo, un gerentillo de León; y me generaba ilusión y empatía». Rápidamente estudiaron las posibilidades y eligieron el pabellón, citando por orden alfabético -en función del apellido- en intervalos de dos horas. «El apoyo de la sociedad fue brutal. Se hizo y se ejecutó; el aporte fue masivo», aunque con algún error reconocido como el de llamar a positivos y negativos. «Detectábamos los contagios y, aunque no tuvieran síntomas, se les sacaba del circuito y eso hacía que bajara la prevalencia de la enfermedad, la morbilidad y la mortalidad», explica la consejera, que valora a su gerente en León en aquellos días: «A José Pedro se le convence con datos y pone la carne en el asador. Montar un cribado masivo como el de León, lo hacen pocos como él».

«Llegaba a casa y lloraba; pero soy cicladora rápida y me decía: tienes que estar fuerte y tonterías las justas»

Verónica Casado

Exconsejera de Sanidad

Mantuvieron discrepancias, pocas, como subrayan en un breve diálogo que ambos sostienen. El motivo fueron las prisas de un gerente que siempre fue un paso por delante en la comunidad. «Quise vacunar a policías y me dijo: cachis, se va a liar. Íbamos adelantados a otras provincias». Y no se arrepienten de ninguna de las decisiones tomadas, desde la organización de los cribados hasta la gestión sanitaria y social. Casado tiene como único resentimiento «tener un virus que mató a tanta gente y una pandemia tan terrible» porque, lo que a ella le correspondía lo cumplió: «Teníamos que reducir el exceso de mortalidad y lo conseguimos».

Los primeros cribados masivos, desde el de San Andrés hasta los que se produjeron en otras zonas básicas de salud de la provincia, «fuera fin de semana o día de diario; lloviese o nevase, como en el caso de Cistierna» tuvieron también un efecto «docente» en una sociedad temerosa y asustada. «La gente fue consciente de que había un problema, que se tenían que aislar y estar en casa; venían y cuando les decías que eran positivo te hacían caso y se les rastreaba». Todo ello tras una espera de unos minutos hasta que el antígeno hacía efecto y que tuvo en José Pedro Fernández a «un general de primera línea», como él mismo reconoce con su forma de ser, y que aún hoy se exige más velocidad en la ejecución de unas pruebas en las que su descanso era tomarse un bocadillo en el vestuario del pabellón. «Pensábamos que íbamos a tardar un minuto por prueba y eran dos. Teníamos experiencias calculadas y había gente que nos decía que era imposible que lo hiciéramos, pero lo cierto es que se hizo».

«Había que hacerlo y estaba reforzado con la gente de alrededor; nos daba igual domingos festivos, lluvia o nieve: para allá íbamos todos»

José Pedro Fernández

Exgerente de Atención Primaria

A nivel personal, ambos reconocen una época muy complicada. La consejera llegaba a casa y lloraba, pero se autodetermina «cicladora rápida» y su mente la exigía «estar fuerte y tonterías las justas». «Las ratas son las primeras en salir, nosotros no íbamos a ser las ratas y nos íbamos a quedar hasta el final». Misma misión se marcó el gerente, que tiraba de «empatía» para seguir adelante en momentos de flaqueza como la muerte del médico Antonio Gutiérrez. «Nos decíamos que teníamos que poder con esto».

Verónica Casado alaba el trabajo realizado desde la «infantería» de Atención Primaria en León en un contexto de «sufrimiento y miedo» por volver a casa contagiada y contagiar a seres queridos. Para José Pedro, ellos fueron «la densidad del iceberg» y de un trípode apoyado en medicos, consejera y sociedad leonesa.

Hoy en día, León sigue agradeciendo la labor de la consejera de Sanidad y del gerente de Atención Primaria en aquellos años oscuros. A Verónica la paran por la calle y la dicen «te queremos mucho, has sido muy importante y has salvado muchas vidas». Ese cariño también lo recibe José Pedro, a quien, cinco años después paran por la calle desconocidos: «La sociedad de León te lo reconoce y eso es lo más importante». No les ocurrió lo mismo con sus compañeros en el gobierno de la Junta de Castilla y León, a los que Casado señala por «no ser justos» con su labor y haber sometido a «un machaque» a los que fueron fieles a la consejera, como fue el caso de José Pedro y su despido como gerente del Hospital de León y de Atención Primaria, o un caso personal como no haberle dado el pésame tras la muerte de su madre.

La despedida entre ambos llega cargada de emotividad. Verónica reconoce que a José Pedro, de no haber existido, «le hubiera pintado, clonado y buscado por tierra, mar y aire»; y José Pedro cree que sin Verónica «las cosas hubieran cambiado y no hubiera sido el líder que fui». De hecho, si la consejera, «en otra vida», volviera a la política «le buscaría para que fuera mi gerente»; y el gerente acaba mirándola para reconocerla que «la quiero mucho».

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