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Villaobispo de las Regueras ha vuelto a vivir una jornada de mucha tensión y nerviosismo. Un vecino de la localidad, que acumula en las últimas semanas diversas denuncias por amenazas y agresiones en el entorno de esta población, ha vuelto a ser detenido a ... primera hora de la tarde de este lunes dos semanas después de haber sido ya arrestado.
Este varón, que llevaba varios días intimidando a sus vecinos y advirtiéndoles de que iba a prender fuego al edificio residencial en el que vivía, ha tratado de llevar a cabo estas amenazas.
Según fuentes del 112, varios vecinos realizaron llamadas al servicio de emergencias y a la Guardia Civil para alertar de que esta persona estaba rociando distintas estancias del inmueble con un líquido, en teoría, inflamable.
De esta manera, dos patrullas de la Guardia Civil y miembros de la Policía Local de Villaquilambre se han persona en el lugar de los hechos para tirar abajo la puerta de la vivienda del detenido y arrestarle.
También acudió una ambulancia, a la que accedió ya esposado para ser sometido a un tratamiento de carácter psiquiátrico, ya que, según relatan fuentes del 112, es una persona con problemas de esta índole.
«Cuando salí de casa olía todo el bloque a gasolina», indica uno de los vecinos del edificio de Villaobispo de las Regueras que lleva semanas «viviendo una pesadilla». Las llamadas a la Guardia Civil y Policía Local de Villaquilambre se han vuelto una rutina para los habitantes de uno de los bloques de esta localidad. La situación que comenzó al año y medio de la llegada de este individuo a uno de los pisos ubicados en la calle Real ha ido empeorando con el paso del tiempo. Comienzos de «amenazas» se han convertido en «miedo real» al ser varias las ocasiones en las que este hombre ha atentado contra sus vecinos.
Tras una última detención, el jueves 22 de febrero, los vecinos tenían «fe» en que todo cambiase. La «paz y tranquilidad» había vuelto a su rellano. Pero poco duró la sensación de seguridad en sus hogares. Su puesta en libertad generó «amenazas» de mucho más nivel llegando a increpar a una de sus vecinas y repetir en varias ocasiones que iba a quemar el edificio si no conseguía la llave de acceso a su vivienda.
Tras volver al edificio el pasado sábado 2 de marzo «el miedo» se multiplicó entre las sensaciones de los vecinos. El olor a gasolina se coló en las viviendas colindantes y en cada uno de los nueve pisos y dos locales que forman el bloque. «Cuando rompieron la puerta de su casa el olor se triplicó», asegura uno de los vecinos afectados por esta problemática. El acceso a la fuerza por parte de la Guardia Civil en la vivienda generó una «alarma vecinal» en la que nadie entendía qué estaba ocurriendo. «Oíamos a los agentes pedir que abriese la puerta pero él no abría», indica. Una situación que generó que tras recibir «luz verde» la Guardia Civil derrumbase parte de la puerta para poder acceder a la vivienda.
«Escuché a uno de los agentes preguntar si había algo encendido», añade. El vecino, que recuerda el olor como «inaguantable», asegura que uno de los agentes empezó a gritar: «Apágalo, apágalo», aunque no sabe muy bien a qué se refería exactamente porque el acceso a la vivienda solo fue posible por parte de estos.
Durante el verano fueron varios los avisos que efectuaron para avisar de «llamas en su ventana». «No sabemos qué es lo que quiere ni que es lo que hace, pero no es la primera vez», añade.
El individuo, que según sus vecinos «no tardará en volver a estar en libertad», tiene «sin dormir» a todo el bloque. «Sabemos que tarde o temprano nos la va a liar», remarca avisando del «miedo» que tienen a que este cumpla sus amenazas y entonces sí «nos queme a todos».
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