Cierra el chalé de Pozo
Los vecinos de Villaquilambre: «Nos han traído buena gente y no han dado ningún problema»Secciones
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Cierra el chalé de Pozo
Los vecinos de Villaquilambre: «Nos han traído buena gente y no han dado ningún problema»«No ha existido el racismo del que se nos acusaba. Ellos han estado diez meses sin dar problemas y nosotros tampoco». Con esa frase describen los vecinos de Villaquilambre la convivencia con cientos de migrantes que han pasado por el chalé de Pozo desde el pasado mes de junio.
La tensión con la que se trató la llegada de estas personas, con reuniones vecinales, recogidas de firmas y un tenso pleno que acabó con la expulsión del público por parte del alcalde Jorge Pérez, acabó siendo fuego de artificio de un «problema» que ahora se ve más político que social. «Nos han achacado que somos racistas y no; estamos en contra de la inmigración irregular y favorecer el tráfico de personas», explican con respecto a las 180 personas que llegaron a un hotel «que no es un centro de acogida» y, recuerdan, «nadie se empadrona en un hotel» como ha ocurrido con esta gente. .
El cierre a finales de abril del chalé de Pozo como centro de emergencia humanitaria, tal y como adelantó en exclusiva Leonoticias, ha servido para hacer balance de esta convivencia. «Se ha demostrado que en Villaquilambre no somos racistas», sentenciaba Eduardo, uno de los portavoces del grupo de vecinos que reclamó información y transparencia en el proceso de llegada de los primeros asilados.
El propio regidor cree que la vida en común el pueblo «no ha podido ser más positiva» y ha sido toda una muestra de «integración» entre estos chicos y el resto de vecinos. «Ha habido civismo y buen comportamiento» por parte de estos grupos de jóvenes que acuden a Europa «huyendo de situaciones muy precarias y peligrosas». Pérez ha agradecido a lo residentes y a los ciudadanos la acogida y ha destacado la «integración» que ha demostrado Villarrodrigo y todo el municipio.
Los vecinos también valoran positivamente este periodo. «No ha habido ningún problema, salvo una agresión de un integrante del chalé a otro. El comportamiento ha sido bueno y su presencia no nos ha afectado, pero las formas no fueron las correctas», explica Marisol, que considera que «no podemos decir nada» de unos chicos «que se han portado bien y han sido educados» a diferencia de la clase política: «Molestó que no nos informaran y las formas; nos ocultaron todo porque igual no estaba bien hecho».
Misma sensación le queda a Eduardo, que descarta que los migrantes hayan causado problemas: «Su comportamiento ha sido espectacular. Aquí nos han traído a buena gente y teníamos en la cabeza a otro tipo de personas», reconoce.
Sin embargo, tanto Marisol como Eduardo desconfían del cierre definitivo del chalé como centro de acogida de emigrantes. «No nos lo terminamos de creer. A lo mejor lo reconducen a un centro de menores; son las sensaciones que tenemos». Para esta afirmación se basan en el contrato de alquiler por 20 años que la propiedad firmó con una empresa inmobiliaria que, posteriormente, cedió el hotel a San Juan de Dios. «Sigo sin estar seguro de ese cierre. Estamos pendientes de que no sea una medida provisional y se abra de otra manera después de toda esa inversión».
Y los vecinos van un paso más allá. Entre las opiniones que han ido vertiendo en Villaquilambre tiene buena aceptación reconvertir esta instalación en una residencia de ancianos para gente de un municipio que carece de este servicio.
Todo ello tras una experiencia de diez meses que nació con dudas y tensión y que ha acabado «de la mejor manera»: con las cosas «bien hechas», «sin problemas» con una gente «muy sana» y «con buen trato» en la convivencia.
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