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No era un día cualquiera en Villaquilambre, y eso se notaba en un salón de plenos lleno hasta la bandera.
El destino quiso que la 'mesa de edad' estuviera formada por Jorge Pérez, alcalde saliente y candidato más votado, y Lázaro García Bayón, ... quien marcaba horas antes el destino político del municipio desoyendo a su partido.
La cuarta población más importante de la provincia ya tiene nuevo alcalde. Manuel García recupera diez meses después el bastón de mando gracias a sus cuatro concejales y los votos de Ciudadanos (2), UPL (2) y Vive Villaquilambre (1).
«El Ayuntamiento de Villaquilambre gana y lo hace en mayúsculas con este pacto. En los próximos meses y años desarrollaremos las infraestructuras y demandas que sin este pacto no veríamos», afirmaba el nuevo regidor de ayuntamiento del alfoz.
La tensión se mascó en la sala durante varios instantes. El primero, en el juramento como concejal del ya exalcalde, quien recibía un prolongado aplauso del público.
Mientras que su compañero en la mesa de edad, García Bayón, era abroncado por su pacto con el Partido Popular. «Trilero», fue el insulto recibido, que llegó acompañado de las risas del resto de personas que acudieron al acto.
También subió la temperatura en el pleno en la toma del cargo de Manuel García, el nuevo primer edil de Villaquilambre, cuyo runrún fue acallado por una sonora ovación.
El candidato de Podemos, Juanjo Moro, hizo resonar las palabras «honradez y cabeza muy alta» en su juramento, mientras Ricardo de Dios, de Vive, recibía el calificativo de 'vendido'. Y misma situación vivió Rodrigo Valle, candidato de Ciudadanos.
Antes de la votación, Jorge Pérez lamentó un pacto a cuatro entre «concejales de partidos denunciados entre sí, en el que unos intentaron arruinarle la vida a otro», valoró el trabajo de los funcionarios «cuyo único problema es que el gestor quiere que trabajen para él y no para los ciudadanos» y pidió «políticos en lugar de mafiosos» para Villaquilambre. «Vuelve el oscurantismo. Villaquilambre vuelve a ser un nombre maldito y de los pactos raros. Vuelve la sensación a los vecinos de que los políticos no están por el bien general y sí por su propio interés. Nosotros nos vamos muy orgullosos».
A mano alzada, los nueve votos favorables al candidato del Partido Popular daban el bastón de mando a Manuel García, quien al tomar posesión puso orden a la sala, mandando identificar a aquellos que causaban el alboroto y expulsándolos de la sala, y pidió «saber ganar y perder».
Por su parte, Lázaro García Bayón justificaba así una decisión que dinamitaba a Unión del Pueblo Leonés: «Yo llegué a la política para para hacer cosas por mi pueblo y me voy a ir orgulloso de que mis jóvenes tengan un instituto; y que yo que me hago mayor pueda ir al centro de salud; y que mis vecinos de Navatejera, mis hijos y mi familia no van a tener una planta que les contamine».
Ahora, el candidato de UPL da un margen al PP de Castilla y León para que lleve a cabo su acuerdo. Ese tiempo son seis meses, como le dijo a Alfonso Fernández Mañueco, y sino «no me temblará la mano para cambiar las cosas». En este sentido, el nuevo alcalde insistía en la confianza hacia su presidente regional porque «jamás dudaré de su palabra y de los proyectos que se van a hacer».
Así culminaba un pleno que permite a Manuel García volver a ser alcalde de Villaquilambre, que deja con la miel en los labios al socialismo y que llena de inestabilidad al futuro político del cuarto municipio más importante de León.
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