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Los vecinos del entorno del Chalé de Pozo, donde se instalarán el próximo 22 de junio hasta 170 somalíes -hasta el 31 de agosto- en proceso de solicitud de asilo a España, han elevado su protesta por la decisión y las formas de enterarse de la noticia.
A las puertas del Ayuntamiento de Villaquilambre, alrededor de 150 personas se han concentrado y recogido firmas, para su posterior registro, como primera medida de presión para evitar la llegada de estos refugiados procedentes de Canarias.
Cualquier sitio servía para firmar el documento en el que denunciaban una «infracción urbanística por uso indebido de licencia de actividad». Mesas, bancos, jardineras o las espaldas del compañero servían para recoger el apoyo vecinal ante el proceso de llegada que promueve la Secretaría de Estado de Migraciones, y gestionará la Orden Social de San Juan de Dios, para que estas personas desembarquen en Villarrodrigo de las Regueras.
Los afectados advierten de que esta cuestión afecta no solo a su zona, sino al resto de Villaquilambre y a León entero. «De Pozo a la última punta de León hay media hora andando y esto afectará como en otros sitios». Lamentan que nadie les pueda asegurar «que no va a pasar nada» e insisten en el ejemplo de Madrid y los problemas que ha habido con el centro humanitario de Campo Grande. «Allí son 100 personas y están generando disturbios; imaginemos aquí con 300 -la cifra máxima que el Gobierno ha anunciado es de 180 personas acogidas-», explica el portavoz Eduardo Fernández.
Ante esta situación y la falta de información, han optado por movilizarse de forma popular, a través de grupos de WhatsApp, para iniciar una serie de reivindicaciones y lograr que se pare esta decisión gubernamental. «No podemos quedarnos parados y no luchar por las familias y sus hijos y su seguridad».
Desde este lunes han programado concentraciones en el Ayuntamiento de Villaquilambre y en la Subdelegación del Gobierno. «Nos hemos juntado los vecinos. Esto no va de política, va de la gente». Y piden que se unan el resto de leoneses porque «también les afectará a ellos» y quieren hacer toda la fuerza posible para evitar la llegada de estos migrantes.
«Solo quiero salir de mi casa y no tener miedo a robos ni nada. Estamos aquí para pelear por que nuestros hijos salgan seguiros a la calle y nosotros poder salir a las 12 de la noche a la calle», insistía Fernández, quien ante las palabras de tranquilidad por la llegada de la primera remesa pone en duda la llegada de futuras oleadas. «No tenemos nada en contra de las personas que van a acogerse, trata de lo que vemos en otras zonas».
Desde la legalidad y de forma cívica, los vecinos seguirán con sus protestas. En esta primera concentración han lamentado que el alcalde Jorge Pérez no haya estado presente. «Aquí nadie grita ni insulta. Solo montamos grupos para poder hacer algo legalmente». También critican la falta de información y transparencia, tildando de «oscurantismo y deprisa y corriendo» la actuación para el movimiento de estas 170 personas desde Canarias al Chalé de Pozo.
Por ello seguirán adelante con una serie de medidas, en el margen de la legalidad, y alejados de comentarios «que desde la frustración son burradas» para hacer lo que puedan por parar la llegada de estas personas.
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