Que los niños han sido ejemplo de resiliencia durante la pandemia no es ninguna sorpresa. Durante los meses de confinamiento, los más pequeños de la casa se afanaron en pintar pequeñas piedras que en las primeras salidas de mayo fueron decorando las calles para transformándolas ... en 'caminos de felicidad'.
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Para rendir homenaje a este pequeño gesto, el Ayuntamiento de Villaquilambre ha inaugurado un monolito con algunas de estas piedras que durante meses fueron un símbolo de esperanza. Tanto la Casa de Cultura de Villaobispo como el parque de Cardadal de Navatejera han sido los lugares elegidos para ubicar estos monumentos que recuerdan una de las iniciativas ciudadanas más recordadas de esta pandemia.
El alcalde del municipio, Manuel García, ha asegurado que «el Ayuntamiento no podía dejar pasar la oportunidad de inmortalizar esto» y por ello hace semanas comenzaron a recoger más de 200 kilos de piedras de estos 'Caminos de la felicidad' para plasmarlas en los monolitos.
El objetivo del equipo de gobierno era «reconocer la iniciativa de los niños del municipio que nos han dado una lección de vida» y proteger las piedras decoradas de los actos vandálicos que estaban acabando con estos caminos.
Este reconocimiento se enmarca dentro de otros que tiene previstos el consistorio para rendir homenaje «tanto a los vecinos que han sufrido la enfermedad como a los que mostraron su solidaridad en los meses de confinamiento».
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