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n. barrio
Domingo, 18 de diciembre 2016, 12:12
La esperanza no la perdemos, ni tampoco la constancia, queremos que se haga justicia. Con estas claras palabras se refiere la mujer del que fuera agente de policía destinado en Kabul, Isidro Gabriel San Martín, por todos conocido como Gabi, en relación a la investigación abierta en la Audiencia Nacional por el atentado que acabó con su vida hace ya once meses.
Así, la familia tiene confianza en que los implicados lo paguen. Hasta el momento, los investigados no son otros que el entonces embajador en Afganistán, Emilio Pérez de Ágreda, y su segundo Oriol Solá, a pesar de que Estefanía Vera, viuda de Gabi, confiaba en que también fuera investigado el embajador anterior a Pérez de Ágreda.
La acusación sostenida por Pedraz es la de homicidio imprudente, señalando que las medidas de seguridad establecidas en cualquier momento no eran ni con mucho las suficientes.
Según se apunta en la querella, el día fatídico en el que se perpetró el ataque yihadista el embajador Pérez de Agreda se encontraba de vacaciones en España, y Oriol Solá estaba como máximo responsable. El edificio de la embajada estaba fuera de la zona verde de seguridad, todo lo contrario que la vivienda de Pérez de Ágreda.
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