nacho barrio
Jueves, 19 de mayo 2016, 14:03
Soni miraba al cielo reconociendo que los nervios se habían quedado en tierra. "En casa sí que estaba más intranquila, pero al llegar aquí se me pasó todo", aseguraba. Soni se armó de valor para montar en la avioneta y, aunque el proceso no fue ... fácil (en la primera a la que se subió no logró despegar por problemas técnicos), por fin consiguió tocar el cielo al segundo intento. Vio León, San Andrés, y todo el alfoz en 'pequeñito', sintiéndose libre de las ataduras que quedaron a ras de suelo.
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No fue la única. Una veintena de personas con grave discapacidad física del Centro de Referencia Estatal de San Andrés del Rabanedo tocaron el cielo en un bautismo aéreo muy especial. Con la Academia Básica del Aire como pista de despegue, la Fundación Cielos de León y la Asociación Sillas Voladoras propiciaron la experiencia, con la buena voluntad y todo el trabajo brindado por los militares de la Academia.
La mañana pintaba ideal para volar. Sirviéndose de una grua, los participantes fueron entrando en la cabina del aparato para, después de un emocionante despegue, surcar los cielos leoneses sin frontera alguna más allá del tiempo.
"Se lo recomiendo a todos mis compañeros, porque es muy guay", reconocía Soni. Por veinte minutos, las cadenas de la silla quedaron en tierra, siendo el cielo la mayor licencia de libertad por una mañana.
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