Así se resolvió la 'operación Liverpool': el complicado caso del atropello mortal en San Andrés del Rabanedo

La ausencia de testigos que pudieran identificar al presunto homicida, la falta de pruebas al tratarse de un coche robado y la carencia de indicios que fueran definitivos a la hora de determinar alguna relación entre el conductor homicida y el transeúnte fallecido hacían presagiar que iba a ser casi imposible dar con autor del suceso.

El suceso, al haber sucedido en la localidad de San Andrés del Rabanedo, fue la comisaría de esta localidad del alfoz de León la que llevó desde el primer momento el peso de la investigación.

Las primeras horas de la investigación resultaron determinantes. En la misma tarde del día del suceso el grupo encargado de la investigación, reconstruye los hechos con los pocos indicios o testimonios con los que cuentan. Ya han identificado el vehículo con el que se comete el atropello. El vehículo había sido robado a las 10:19 h. en la calle Antonio Nebrija de León.

Lo único que se conoce en principio es que el vehículo circula por la calle Corpus Christi en dirección al Ferral y que a la altura del número 51, el coche invade el carril contrario accede a la acera por el rebaje de la entrada de un garaje, pasa limpiamente entre unos pivotes y la pared de una vivienda en el momento que atropella al viandante, baja por otro rebaje y emprende la huida adelantando a varios vehículos que esperan un semáforo en rojo.

Existen testigos del suceso, pero nadie puede precisar rasgos concluyentes del conductor del vehículo. Se solicitan a los establecimientos de la zona que cuentan con cámaras de seguridad que aporten las imágenes para su estudio.

La tarde amenaza tormenta, primera pista clara, aparece el vehículo abandonado en la calle Truébano 62. El grupo de policía encargado de suceso automáticamente retira el vehículo a dependencias policiales para evitar contaminarlo de pruebas erróneas que pudieran dar al traste la investigación, a pesar de que la lluvia caída durante la tarde pudiera haber borrado algún indicio.

La investigación continúa. Se siguen visionando imágenes y tomando declaraciones a personas que, o bien pudieran haber sido testigos de alguna circunstancia, o bien hubieran tenido algún tipo de relación con presuntos sospechosos.

Se va cerrando el cerco, el lugar donde fue robado el vehículo esta próximo a un piso donde existen evidencias de que pudiera ser un lugar donde se trafica con droga. La clientela es fija.

La policía sigue «picando piedra» para llegar dar con el conductor homicida, se siguen acumulando pruebas e indicios. A la par que se siguen tomando declaraciones, el jefe de la comisaría de San Andrés solicita el apoyo del grupo de inspección ocular y de fotografía e infografía de Madrid.

Este grupo se desplaza hasta la comisaría de San Andrés del Rabanedo, donde está custodiado el vehículo. Durante más de diez horas de inspección y extracción de pruebas por parte de un grupo de cuatro policías concluye la investigación sobre el coche. Ya se han extraído todas las pruebas posibles, huellas, ADN, entre otras.

La policía sabe que el causante del atropello intentó limpiar todas aquellas pruebas que le inculparían por lo que se deduce de que es un «caco experimentado». Intentó limpiar huellas del volante, palanca de cambios, asiento, arrancando la funda del asiento, limpiando la sangre que existía en la parte delantera del vehículo, e intentó doblar las placas de matrícula. Lejos de eliminar pruebas lo que hizo fue dejar muchas más que al final sí que serían precisas a la hora de inculpar al presunto homicida.

La primera detención se produce como consecuencia de que la propietaria del vehículo lo vio en el entorno de León Plaza y en una rueda de reconocimiento puedo identificar a la persona que en ese momento conducía el vehículo, lo que provocó la primera detención.

Pero la pericia de la policía hacía pensar que en el momento del atropello no era el detenido quien conducía el coche.

En los días sucesivos al atropello, se persona en la comisaría de San Andrés el propietario de una finca cerca del lugar donde el coche fue abandonado, con unas imágenes en las que se identifica a un individuo que entra en la finca el día del suceso y le roba un perro.

El vecino se encuentra con el ladrón de su perro indicándole que ese perro es de su propiedad, el ladrón le indica que el perro se le ha encontrado por la calle. La policía empieza a atar cabos.

En las imágenes se puede ver cómo el presunto homicida, se ha quitado la ropa, quedándose en bermudas y con el torso descubierto a pesar de ser días lluviosos la temperatura no es baja. Habitualmente cuando un delincuente comete un delito lo primero que hace es cambiarse de ropa para dificultar su identificación y en este caso, el amuleto de un perro, era el idóneo para pasar desapercibido ante la policía.

Con todos los datos en la mano, y la espera de las pruebas de ADN, el grupo de policía encargado de la investigación lo tiene claro, la prueba de ADN será concluyente.

Llega la prueba de ADN, corresponde a un ciudadano brasileño, nacionalizado español, de apellido Vinicius y que cuenta a sus espaldas con más de 40 detenciones a lo largo de toda la geografía de nacional, de Galicia a Cataluña, o de Andalucía a Asturias, al final su detención puesta a disposición judicial y más que probable ingreso en prisión se ha producido por los efectivos que componen la comisaría local de San Andrés del Rabanedo.

El pasado lunes se monta el operativo para su detención y se procede a detenerle cuando el individuo se encontraba desayunando en un albergue al lado de la Catedral de León.

Caso resuelto.

[La operación Liverpool se denominó así al coincidir el apellido del famoso jugador del Real Madrid, Vinicius -el que marco el gol de la Copa de Europa en Paris al Liverpool- con el apellido del presunto autor del atropello mortal].