Los militares romanos entrenaban en Trobajo del Camino en el mayor campamento militar encontrado en la península Ibérica. Así lo intenta demostrar un equipo de arqueólogos de la Universidad Complutense de Madrid y el Consejo de Investigaciones Científicas que esta semana afronta el último paso ... de su investigación.
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Se trata del mayor asentamiento de este tipo y el primero encontrado en la península ibérica y aúna casi dos decenas de recintos militares de la época del imperio romano.
La fase de cata demuestra así el trabajo de un equipo de arqueólogos que se iniciaba hace tres años a partir de la investigación de un doctorando alumno del catedrático Ángel Morillo, que junto a César Heras dirige la investigación.
Unas fotografías aéreas y satelitales pusieron sobre la pista al investigador, que vio que bajo el terreno de una finca cercana al antiguo cementerio de Trobajo había un recinto que «podía ser romano porque era rectangular y además estaba cerca del campamento legionario de León».
A partir de ahí, la investigación comenzó hasta hallar 18 recintos, la mayor concentración en la península. «La arqueología es así, te sorprende muchas veces», celebra Morillo.
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Las catas han demostrado la existencia de los fosos y prueban las hipótesis de este grupo de arqueólogos que fechan el campamento entre los siglos I y III d.C, coincidiendo con el asentamiento de la Legio VI Victrix y la Legio VII Gemina.
En este tipo de recintos, explica Morillo, los militares romanos realizaban entrenamientos y prácticas para aprender a hacer fosos, contruir otros campamentos o aprender sobre su orientación.
Un tipo de asentamientos muy habituales en el norte de Europa, donde se han llegado a documentar más de 140 campamentos de este estilo donde soldados de distintas generaciones y en distintos momentos de la época de Roma realizaron sus prácticas.
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«Hoy por hoy es la mayor concentración y el primer conjunto de campamentos para prácticas que se constató en la península Ibérica siguiendo el modelo que conocemos en el norte de Europa», señala Morillo, a la vez que explica que es posible que militares entrenados en León, en la retaguardia, viajaran a zonas del norte para trabajar en las fronteras del imprerio.
Una vez concluyan las catas, los investigadores regresarán a sus laboratorios para analizar y estudiar los restos arqueológicos y publicar los resultados de su trabajo. El siguiente paso corresponde a las administraciones, que deberán calibrar la importancia de la zona y la protección específica de ciertas zonas si así fuera necesario.
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Y es que, aunque el objetivo de la investigación es puramente científico, los arqueólogos también buscan dar a conocer el patrimonio de San Andrés del Rabanedo y «reivindicar su riqueza y continuar de alguna manera con la investigación de esta zona que durante muchos siglos fue clave».
Trabajo del Camino se reencuentra así con su pasado romano y encuentra en su suelo los restos de un tesoro patrimonial.
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