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Esta tarde el centro de salud de Pinilla volverá a ser el escenario de la reivindicación y de la exigencia por parte de los vecinos, de contar con un centro de salud digno. Una reclamación que se materializará en una protesta frente al ... centro de salud, edificio que ahora permanece cerrado con su infraestructura «al aire», esperando una obra adjudicada hace más de un mes así como un nuevo contrato para la realización de los trabajos de remodelación.
Pero la necesidad de reformar este espacio no es nueva, es una reclamación que tiene más de dos décadas de antigüedad. Y es que fue en 2005 cuando Agustín Rodríguez, quien regentaba el bar del edificio, fue requerido por la Junta de Castilla y León para abandonar el mismo puesto que la consejería necesitaba el espacio que ocupaba el local de hostelería para proceder a la rehabilitación del inmueble. «Una obra que nunca comenzó y por la que nunca fue indemnizado», ha señalado Agustín Flórez, de la asesoría Serfisa quien era el gestor del primero.
Pero no es solo esta indemnización la que se dejó a deber al gerente del bar. Y es que él se hizo con la concesión de este espacio cuando el edificio se llamaba La Sindical y servía como centro de capacitación para los futuros sindicalistas. «Esto era el año 1972 y le concedieron la explotación del bar y el restaurante», afirma Agustín Flórez quien añade que también contaba con una sala de juegos.
«Cuando se convirtió en centro de salud le quitaron la parte de la sala de juegos para las consultas pero tampoco se vio nunca recompensado por haber cedido esa parte que él mismo tuvo que hacer un tabique para establecer la separación», destaca el asesor quien advierte que durante un tiempo siguió pagando la calefacción, luz y agua de esa zona, puesto que la administración no encontraba la fórmula para abonarla ellos mismos. «Una vez se cansó y apagó la calefacción pero los médicos le pidieron que no lo hiciera», recuerda el asesor quien señala que así perdió un 35% de la superficie del local.
Pero una de las más llamativas historias de este edificio fue anterior, en concreto la vivida en 1981 cuando se acogió en el centro de salud a 34 familias procedente de Vietnam, cuyas edades oscilaban entre ocho meses y 65 años: «Ninguno de ellos conoce el español -sólo algunas palabras aisladas-, ni el inglés, ni el francés, y los organismos oficiales encargados de su cuidado han tenido que recurrir a los buenos oficios de un antiguo misionero jesuita, el padre Victorino García, como único intérprete posible en toda la provincia», relataba el periodista de El País Antonio Núñez.
«Estas familias fueron alojadas en el centro de salud, en las antiguas dependencias donde vivían los sindicalistas y su comida corría a cargo del bar», asegura el asesor quien señala que nunca le fue abonada esta cuantía. «Le dijeron que lo fuera quitando del canon del alquiler, con eso tenía para estar allí hasta 2060», puntualiza el asesor.
A finales de los año 90, principios de los 2000, fue cuando Agustín se vio definitivamente obligado a abandonar un espacio para el que tenía una concesión de por vida. «Le dijeron que lo iban a remodelar y que tenía que irse. Él lo acepto porque era por el bien de los vecinos pero nunca recibió la indemnización», admite Agustín quien también enfatiza el carácter solidario de las acciones vecinales de un barrio en el que siempre han vivido como hermanos.
Eso sí, el centro de salud y su gestión no ha estado a la altura teniendo siempre sobre él la sombra de la necesaria rehabilitación. De hecho, fue hace más de una década cuando la Junta realizó una prueba de carga colocando piscinas llenas de agua en el tejado con el fin de conocer la resistencia de la infraestructura.
Una infraestructura de la que ahora se desconoce su estado, al menos de manera pública. Y es que después de que la empresa adjudicataria de la obra paralizase la misma ante el estado de la misma, los trabajos permanecen parados y los vecinos no reciben respuesta a su demanda de información ni a la petición de realizar un informe técnico independiente.
Hoy a las 19.00 horas está previsto que los vecinos salgan a la calle para volver a exigir a la Junta tener un centro de salud digno y que den comienzo las obras, mientras denuncia la opacidad total de información. «Es verdad que nos atienden en San Juan de Dios, aunque no hay urgencias ni ambulancia», pero queremos estar en casa», señala el presidente de la asociación de vecinos David Martínez.
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