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El suboficial mayor Fabregat es el guía perfecto de la sala histórica del MACA en la Base Militar Conde Gazola. Irene de Celis.

Banderas de nuestros padres: la historia de España a través del MACA en León

Los túmulos de los capitanes Daoiz y Velarde presiden la sala histórica del Mando de Artillería de Campaña en la Base Militar 'Conde Gazola' de Ferral de Bernesga

Domingo, 2 de abril 2023, 09:28

En el corazón de la Base Militar 'Conde Gazola' reside un pequeño, pero no por ello menos importante, capítulo de la historia de nuestro país. Cuando se trata de la diégesis militar, todo es relevante y crucial. La historia de los Estados modernos es, sin duda, la crónica de sus ejércitos, sus batallas, sus guerras, sus resistencias, revueltas, asonadas y alzamientos.

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La relación de León con el Ejército de España es prolija y su raigambre se adentra tan profundo como se desee buscar, hasta el Reino de León si así fuese necesario. Pero como dicha exégesis historiográfica no tendría sentido en un artículo de esta índole, regresemos a esa pequeña joya que alberga la base militar sita en Ferral de Bernesga: el museo del Mando de Artilleria de Campaña (MACA).

Esa sala histórica es un pequeño repaso de la historia del Regimiento de Real Artillería, génesis del MACA, y cuyo nacimiento se remonta a 1710. En ella encontramos toda un a plétora de instrumentos armamentísticos. Eminentemente cañones desde finales del XIX hasta mediados del siglo XX, con algunas piezas que replican armamento de centurias anteriores. Una muestra del poderío de fuego de la que dispuso el Ejército Español y que tiene en el suboficial mayor Fabregat su mejor guía.

Una obra de artesanía

«Esta sala es toda una obra de artesanía», precisa Fabregat, un verdadero apasionado y estudioso del mundo de la artillería. Su valoración no es una muestra de su delectación por el mundo de los cañones, sino que tiene un sentido histórico: «La historia de la artillería en España se remonta a mediados del XIV, y recibe este nombre debido a que eran los propios artesanos los encargados de elaborar las piezas, las cuales eran forjadas en hierro en sus inicios».

Entre cañones usados en la III Guerra Carlista o en la Guerra de Cuba, carcasas de proyectiles del tamaño de un infante, sables, oriflamas, cuadros, fusiles de asalto, instrumental de precisión, brújulas, gafas estereoscópicas.. entre todos ellos, destacan dos pequeños túmulos de colores negro y dorado, en cuya parte superior aparecen decorados con una corona de metal que emula las hojas de laurel.

Un viaje de más de 200 años

Son los ataúdes en los que fueron trasladados los restos mortales de los capitanes Luis Daoiz y Pedro Velarde, héroes de la resistencia de España a la invasión francesa durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). «Los catafalcos llegan a León en el año 2015 después de que el Real Alcázar de Segovia no dispusiera de una zona especial para exponerlos», explica el suboficial mayor Fabregat.

El suboficial mayor Fabregat detalla las características de una de las piezas de artillería más famosas de la base. Irene de Celis

Lo cierto es que la historia de los restos mortales de aquellos héroes que resistieron a un enemigo muy superior en las calles de Madrid en 1808 va mucho más allá: «Ambos militares fueron enterrados en la iglesia madrileña de San Martín, la cual fue desmantelada en 1811, quedando los cuerpos en una cripta al ras. No sería hasta 1814, tras el final de la guerra, cuando por un decreto de la regencia se trasladan los restos mortales de los capitanes a la iglesia de San Isidro el Real en Madrid».

Es en dicho cambio de sepultura cuando entran en acción los túmulos, ya que estos forman parte de lo que sería todo un funeral de Estado; una exequias repletas de honores en las que los restos mortales e Daoiz y Velarde fueron depositados en dichos ataúdes decorados. «Los túmulos fueron expuestos al aire libre, por lo que los ataúdes se vieron afectados, pasando a ser guardados en el Museo de Artillería hasta 2014, fecha en la que pasaron al Museo del Ejército y, de ahí, a aquí, a la Base de Conde Gazola», explica Fabregat.

Un recuerdo indeleble

Desde entonces, y bajo un imponente cuadro que recuerda lo ocurrido en el Cuartel de Monteleón en 1808, los catafalcos se erigen como la joya de la corona de la exposición castrense. Un museo que se extiende más allá de la sala histórica, puesto que las piezas más impresionantes las encontramos repartidas por las instalaciones que habitualmente huellan los casi 600 soldados que componen el regimiento del MACA en Ferral de Bernesga.

Una simple ruta por las inmediaciones nos acerca al sistema lanzacohetes Teruel (1988), el obús autopropulsado M.110 de 203 mm (1993) o la pieza A-19 con un calibre 122 46, adquirida en 1933, usada en 1960 y con vigencia hasta 1993.

Un viaje en el tiempo a través de los cañones, máquinas imponentes, que protagonizaron algunos de los episodios más destacados de la historia de España. Muchos de ellos gloriosos, otros preñados de vergüenza, pero todos necesarios para entender qué es y cómo se ha conformado el país que somos hoy.

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