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El silencio solo lo rompía el sonido de la campana que anunciaba su paso. La compaña, ataviada con su hábito negro y blanco, iniciaba desde la Iglesia de Trobajo del Camino la procesión que cada noche cercana al Día de Todos los Santos atemoriza las almas de los vivos.
Antorcha en mano y velas acompañaban a la Güeste de Ánimas que esta noche previa al 1 de noviembre volvía a salir a las calles de León para recuperar una de las tradiciones más ancestrales de la provincia.
Cerca de medio centenar de almas atormentadas formaban la comitiva que, en silencio y a buen ritmo, regresaban del mundo de los muertos al de los vivos con una misión: teñir la noche más tenebrosa del año de auténtico terror pagano.
Un desfile que presenciaban con interés vecinos y curiosos, muchos sorprendidos ante tan ancestral y simbólico recorrido que data de hace más de 500 años y que, según cuenta la leyenda, representa a las almas atormentadas del Purgatorio que visitan el mundo de los vivos para reprochar a estos sus faltas, anunciar la muerte o cumplir una pena impuesta del más allá.
La tradición se vive de forma intensa en localidades como Riaño, que hace unos años recuperaba esta celebración. En esta ocasión, el desfile de la Güste de Ánimas ha estado organizado por la Plataforma La Parva en colaboración con la Asociación Cultural Montaña de Vadinia.
La tradición de la Güeste de Ánimas es originaria de las zonas de León, Salamanca y Zamora. Se trata de una procesión en la que se representa a las ánimas en pena que vestidas con mortaja blanca y negra recorren en las noches cercanas al Día de Todos los Santos las calles donde moraron partiendo de cementerios e iglesias.
Durante su penitencia en el mundo de los vivos, las almas reprochan a estos que no han cruzado a su lado sus faltas o errores, anuncian la muerte o cumplen una pena impuesta desde el más allá en busca de redimir sus pecados.
Para conocer el origen de esta ancestral tradición en la Región Leonesa hay que remontarse a la primera referencia que se tiene de la misma y que data de 1570, en un auto de los desposorios de Moysen escrita en Salamanca.
La palabra Güeste proviene de la expresión Hostis Antiqua (el ejército antiguo), cuyo origen se remonta a los pueblos nórdicos, como una hueste o ejército de guerreros muertos del panteón pagano. Otros estudios ven el origen de esta leyenda en la celebración del Samhaín de la cultura celta, cuando los muertos volvían al mundo de los vivos por unas horas.
Con la llegada del cristianismo esta tradición pagana pasó a convertirse en la actual procesión de almas en pena que hoy conocemos. Un desfile de almas atrapadas en el purgatorio procesionan la noche más lúgubre del año con el objetivo de salir de ese lugar a través de oraciones. Al paso de la Güeste, dice la tradición, debes protegerte para que no te arrebaten el alma, marcando un círculo en el suelo con sal, tiza o una rama de tejo y metiéndote en él.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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