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«Debemos dejar de pensar que nuestra propia cultura o religión es la mejor»
Karen Armstrong | Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2017

«Debemos dejar de pensar que nuestra propia cultura o religión es la mejor»

Es difícil asumir que nuestra supervivencia está en peligro, pero el riesgo al que estamos expuestos como sociedad pasa por nuestro ego y por la forma en que estamos destruyendo el medio ambiente. Nuestro futuro depende de la forma en que nos relacionemos con los demás porque, según la ensayista británica, «hemos perdido el sentido sagrado de la vida»

MARTA SAN MIGUEL

Martes, 15 de noviembre 2022, 18:31

Hablar con Karen Armstrong (Inglaterra, 1944) del futuro de una sociedad globalizada como la nuestra es hacerlo también de todas las religiones del mundo, ese relato espiritual que confluye en la fe y los dioses, pero también en el epicentro de la naturaleza humana: la convivencia. ¿Es posible formular esta palabra si el individualismo y la distancia entre unos y otros es cada vez mayor? Para la ensayista británica, miembro de la Alianza de las Civilizaciones, nuestra supervivencia pasa por una regla de oro: frente al ego, reconocer lo sagrado de cada persona y que nuestra propia cultura no es la mejor.

- ¿En qué le hace pensar la palabra 'convivencia'? ¿Cree que la decimos adecuadamente o ha perdido su significado de tanto usarla?

- Para mí significa que debemos aprender a convivir de forma productiva, amable y compasiva. Vivimos en un mundo global, unidos como nunca lo hemos estado y, sin embargo, separados en muchos sentidos. Y si queremos un entorno natural seguro y una sociedad segura, tenemos que aprender a aceptar lo que nos diferencia de los demás de una forma más productiva a como lo estamos haciendo actualmente.

- ¿Cuáles son los mayores riesgos que amenazan la Alianza de Civilizaciones que defiende Naciones Unidas en la actualidad?

- La guerra nuclear podría ser claramente uno de ellos. Basta con prestar atención a lo que está sucediendo ahora mismo en Rusia, una situación que podría agravarse de forma espantosa. Y también el medio ambiente que estamos destruyendo, tal como podemos ver con las terribles inundaciones que sufre estos días Pakistán. Estamos perdiendo el control del medio ambiente y nuestra supervivencia está en peligro. Por eso, para salvar nuestro mundo y para salvar a las generaciones futuras, debemos trabajar juntos de forma más productiva.

- La espiritualidad ha perdido terreno respecto a la tecnología y al pensamiento racional. ¿Qué se ha perdido en este viaje a lo largo de la historia?

- Las religiones nos dicen que no debemos considerar el ego como algo principal, sino que debemos aprender a dejar de lado lo que nos gusta y lo que nos desagrada, debemos dejar de pensar que somos el centro del mundo, y dejar de pensar que nuestra propia cultura o religión es la mejor. Tenemos que aprender a convivir de forma amable y productiva, y actualmente no lo estamos haciendo.

«Debemos aprender a ver lo sagrado en la naturaleza, así como en todas las personas, ya compartamos sus creencias o no»

- ¿Cree que nos hemos hecho más cínicos?

- Es difícil hacer una aseveración tan extrema. La sociedad está formada por gente que es muy distinta y hay muchas personas que tienen una fe muy fuerte, pero a veces no es una fe muy racional, o no es una fe amable. No diría que es una fe particularmente cínica, pero sí más egoísta. Tenemos que aprender que no somos el centro del universo y que nuestras necesidades y las de nuestra sociedad deben poder acomodarse con las diferentes necesidades de los demás si queremos vivir en una sociedad global.

- Mucha gente ha dejado de creer en Dios o en un dios, ¿cree que hemos dejado de creer también en la sociedad?

- Creo que la idea del ego ha sido una vía bastante equivocada de pensamiento. En mis libros lo explico, ahí verá que las culturas india, china, etc., tienen una concepción diferente de lo divino, no centrada en una única divinidad como sucede en el judaísmo o en el cristianismo, sino que entienden la divinidad como una fuerza que mantiene todo con vida y que es absolutamente sagrada. Creo que hemos perdido ese sentido de lo sagrado de la vida. Creer en una única divinidad siempre es una postura minoritaria, propia de los monoteísmos.

- ¿Como sociedad nos resulta cada vez más difícil creer en algo?

- No creo que haya perdido mi fe en la bondad o en lo sagrado. Puedo haber dejado de creer en ciertas doctrinas de la Iglesia Católica, pero eso no le sucede necesariamente a toda la humanidad. Hay muchas experiencias diferentes de lo divino, pero siempre ponen el acento en la importancia de ver lo divino en otros seres humanos, además de en un ser que esté en el cielo. Un ejemplo de esto es lo que sucede en la India, donde la gente se inclina cuando se encuentra en un gesto con el que reconocen lo sagrado que ven en la otra persona. Eso es lo que creo que estamos perdiendo, y es muy peligroso, porque cuando empezamos a pensar que otras personas no son sagradas, entonces podemos usarlas, perseguirlas, explotarlas, destruirlas como ya se ha hecho en el pasado. Y ahora estamos en una situación similar, especialmente desde un punto de vista tanto medioambiental como político. Debemos aprender a ver lo sagrado en la naturaleza, así como en todas las personas, ya compartamos sus creencias o no.

«No hay forma de construir una buena relación con Dios si a la vez no veneramos lo divino que hay en cada ser humano»

- ¿Cree que si dirigimos nuestra atención hacia la naturaleza podremos salvarnos?

- Tenemos que hacerlo o no nos salvaremos. Si no es en esta generación será para la siguiente, pero nos estamos dirigiendo a una situación muy grave, debido sobre todo a que hemos contaminado la atmósfera, explotado la naturaleza, y el clima está cambiando de tal modo que muchos lugares del mundo ya se han convertido en inhabitables. Así que debemos aprender a respetar y venerar la naturaleza como algo sagrado, como algo de lo que dependemos totalmente. Se ha definido la idea de Dios como un estado de dependencia total, pero debemos darnos cuenta de que también dependemos de tener buenas relaciones con los demás y con el medio ambiente que estamos destruyendo a diario. En estos momentos se está acelerando el peligro nuclear con la guerra rusa, pero ya estábamos en una situación muy difícil con anterioridad. Y creo que si ponemos nuestra mente, nuestro corazón y nuestra alma en ello podemos dar marcha atrás a este desastre.

- ¿Es momento de volver a hablar de los mitos para explicar la naturaleza, para comprender a los otros y a nosotros mismos? ¿Han perdido importancia los mitos?

- Los mitos pueden ser muy malos. Piense en los nazis, por ejemplo, que construyeron un mito del Reich alemán con consecuencias catastróficas, con masacres de judíos, etc. Los mitos, en sí mismos, no son la respuesta; pero tenemos que cultivar buenos mitos que nos permitan reconocer que todos los seres humanos son sagrados, tanto si nos gustan o si compartimos sus ideas como si no. Todo ser humano es sagrado. Y hay prácticas y rituales que ayudan a la gente a cultivar ese sentido de lo sagrado, que es algo que ahora necesitamos desesperadamente, porque no tratamos a los demás con el respeto necesario. Y es algo que también sucede en los países, por ejemplo en Reino Unido, donde, en la actualidad, la política británica se ha convertido en algo extremadamente agresivo.

- En sus libros habla de una 'regla de oro' que está presente en todas las religiones, de hecho cita a Confucio como uno de los primeros pensadores que la menciona: tratar al otro como a un igual y considerar que las necesidades de los demás son las mismas que las nuestras. Tantos siglos después, ¿por qué no aplicamos esa regla de oro en políticas migratorias o para enfrentar las hambrunas o tantos retos sociales?

- Porque somos egoístas, siempre lo hemos sido. Y la regla de oro se estableció para oponerse a eso, para que nos demos cuenta de que debemos tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros mismos, de que tenemos que ponernos en el lugar del otro. Pero no es algo que hagamos de forma natural, porque somos muy egoístas. La regla de oro es una forma de expresar que debemos aprender a venerar a toda la humanidad, a todos los seres humanos, tanto si nos gustan como si no. Jesucristo decía que amáramos a nuestros enemigos, lo que no quiere decir que debemos sentir afecto por ellos, sino que debemos aprender a ponernos en el lugar del otro y a respetarlo como a un igual. La regla de oro es un ideal que todas las religiones consideran esencial. No hay forma de construir una buena relación con Dios si al mismo tiempo no veneramos lo divino que hay en cada ser humano. Y los chinos, en concreto, dicen que eso también se debe aplicar a la naturaleza, que debemos tratarla como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Como ese sabio al que le resultaba difícil cortar la hierba que crecía bajo su ventana porque decía que la hierba estaba tan viva como lo estaba él mismo. Por eso ahora necesitamos desesperadamente colocar la regla de oro como el eje de todas las religiones del mundo. Lo divino está en cada ser humano; y los chinos dirían que está en cada flor, en cada árbol o en cada riachuelo. Debemos aprender a ver lo sagrado en cada uno de nosotros, y tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros.

«Estamos perdiendo el control del medio ambiente y nuestra supervivencia está en peligro»

- El estudio de las religiones nos permite comprender mejor la sociedad y los asuntos contemporáneos. ¿Qué nos puede decir la religión sobre el futuro?

- La religión no nos habla sobre el futuro. En el pasado ha habido profetas que afirmaban ver el futuro, pero no podemos ver el futuro. La religión nos dice qué debemos hacer si queremos un mundo viable [sostenible] y pacífico. Y aquí volvemos a la regla de oro, a que debemos aprender a tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Recientemente se ha conocido el caso de una chica de catorce años que se suicidó por el acoso que sufrió en las redes sociales. Ese tipo de ego que se alimenta de destruir a otras personas, y que se expresa de formas que antes serían inconcebibles, es cada vez más peligroso. Por eso la regla de oro no es sólo una idea bonita, es algo esencial para la supervivencia del género humano.

- ¿Tiene fe en el futuro?

- Es difícil de decir, ¿verdad? Pero creo que debemos mantener la fe en el futuro, porque si no lo hacemos nos estaríamos rindiendo, pues al tirar por la borda toda esperanza, se tira por la borda todo sentido de la responsabilidad, y eso sería terriblemente peligroso. Junto a todo el mal que vemos en el mundo, hay asimismo mucho bien; gente que, aunque no la veamos, hace las cosas bien; gente que quiere escuchar un mensaje diferente. Pero solo podemos tener esperanza si volvemos a la regla de oro… He conversado recientemente con otros españoles que me han hablado de lo malvados que son los musulmanes. En 2017 me concedieron el Premio Princesa de Asturias, y al parecer hubo bastante gente que dijo que no debería haberlo recibido porque no dije que el Islam era una religión malvada y violenta. Este tipo de prejuicios y de odios son muy habituales, y muy peligrosos. Porque ningún ser humano, ninguna cultura, ninguna religión es perfecta; todos somos seres humanos, y debemos tratar a todos como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Y debemos tratarnos mejor de lo que lo estamos haciendo si queremos que nuestra especie sobreviva y que las futuras generaciones vivan en un mundo sostenible, saludable y pacífico.

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