Cuatro mineros de la Vasco inician un encierro en el pozo ante la negativa del Gobierno de convocar las ayudas al cierre

Es allí, a 200 metros bajo tierra donde, pasadas las 18:30 horas, donde ataviados con el mono y el casco de trabajo y arropados por el aplauso y los gritos de ánimo de sus compañeros, los cuatro trabajadores han iniciado este encierro visto como el último cartucho ante una crisis sin retorno.

«Se nos acaba el tiempo»

O lo luchamos o nos quedamos sin nada más cuando se nos acaba el tiempo porque a partir del 1 de agosto se termina el Expediente de Regulación en el que está sumido la plantilla. Hay que intentarlo, asegura José Antonio Colinas, representante de UGT en el comité de empresa.

Un encierro que han iniciado con mucho ánimo estos cuatro mineros que además contarán con el apoyo de sus compañeros. Durante las 24 horas del día, varios trabajadores harán una guardia en el exterior desde donde, a través de una intercomunicador, mantendrán contacto con los encerrados ante cualquier emergencia.

Asimismo, serán varios los que bajen cada día al pozo para la entrega de enseres. Es sin duda la medida más dura posible. Es muy peligroso y arriesgado pero esto es a lo que nos han abocado el Gobierno, lamenta Colinas.

Se trata del primer encierro que los trabajadores de la Hullera protagonizan en el interior del pozo desde hace tres décadas, aunque, en los últimos años han sido varios Diputación de León, Ayuntamiento de La Robla u oficinas de la Vasco- que han protagonizado para evitar lo que hoy es ya una realidad: el fin de la minería de interior en la montaña central leonesa.

Abandono de la mina

Es el grito desesperado de la plantilla de la Hullera Vasco Leonesa que, al varapalo por la falta de ofertas para la compra de unidad de producción de interior, suman ahora el rechazo del Ministerio de Industria a convocar las ayudas al cierre.

Una situación que abocaría a cerrar los pozos sin llevar a cabo las labores de recuperación, es decir, sin el cierre ordenado de las explotaciones mineras -el Flanco Sur (pozo Aurelio del Valle), y el Grupo Tabliza (pozo Emilio del Valle)- que quedarían en manos de la Junta de Castilla y León.

Negativa que, en primer lugar, dejaría a la totalidad de la plantilla en la calle a partir del 1 de agosto a pesar de que la administración concursal preveía la contratación de un centenar de trabajadores durante 36 meses, prorrogable en 18, para llevar a cabo las labores de cierre.

Problema que se agravaría desde el punto de vista de seguridad. El abandono de los pozos sería muy peligroso ante los elevados niveles de grisú, las filtraciones de agua y los fuegos que tiene la mina. Una situación que desembocaría en graves problemas medioambientales y que repercutiría en las poblaciones cercanas.

Una solución que es una cuestión de voluntad política. A algo más de un mes para que finalice el ERE temporal de la Vasco, el comité de empresa recuerda el caso de la mina La Camocha, en Asturias, que llevó al Gobierno a modificar el real decreto para llevar a cabo un cierre ordenado a pesar de que no optaba a las ayudas por las deudas contraídas.

En un simple Consejo de Ministros podrían dar luz verde a un adelanto de estas ayudas para proceder al cierre del interior de la Vasco. Es simplemente una cuestión de voluntad política, señala Gómez, que lamenta que haya comunidades de primera y de segunda.