El desmantelamiento de La Vasco durará tres años y ocupará a más de un centenar de trabajadores

Para el cielo abierto y el lavadero el plazo de presentación de ofertas se extiende hasta el 20 de julio. Los avales millonarios que se exigen para ello son un freno importante para un posible inversor en un escenario, además, en el que las previsiones contemplan, ya más que confirmado por Europa con la aprobación de las correspondientes ayudas, el cierre «ordenado», es decir, el desmantelamiento del sector.

El plan de cierre previsto, que se suprimiría en caso de existir un comprador, posibilidad que los propios trabajadores reconocen ya como «prácticamente imposible», contempla un periodo de 36 meses, prorrogable otros 18 por cuestiones medioambientales o de seguridad, y más de un centenar de personas para llevarlo a cabo en el desarrollo de unas tareas cuyo coste superará ampliamente los 20 millones.

Esa plan precisa, para ser acometido, el visto bueno previo de la Dirección General de Minas y la financiación que debe liberar para tal fin el Ministerio de Industria, algo que parece más factible ahora que la Comisión Europea acaba de aprobar una partida de 2.130 millones -de los que hay que descontar más de la mitad ya entregados- para los cierres.

Mientras llega el indeseado pero parece que irremediable fin de la centenaria mina leonesa, el comité de empresa que preside Julio César Gómez (USO) prepara ya la negociación que se iniciará en próximas fechas del expediente de extinción para toda la plantilla que se aplicaría al concluir el vigente ERTE el próximo 31 de julio. Es el inevitable siguiente paso si se cumplen las previsiones y la convocatoria de venta de la mina queda desierta. Los esfuerzos para suavizar las condiciones de oferta de la explotación no surtieron efecto y el comité de empresa, que las ve «prácticamente inasumibles» lamenta que hayan sido más duras que las de otros procesos similares.

Así, se abrirá un periodo de 45 días para determinar las condiciones en las que más de 250 trabajadores de la empresa matriz, después de las prejubilaciones de este año, con el que la plantilla pasaría a ser objeto de un despido objetivo con las correspondientes indemnizaciones. Bajas incentivadas o adelantar otras prejubilaciones podrían ser medidas aplicables con el imprescindible visto bueno previo de Industria.

El año del fin

El cierre inminente ante la falta de ofertas cierra el año que ha supuesto el fin de la emblemática compañía minera.

El Consejo de Administración de la Hullera Vasco Leonesa acordó hace justo ahora 12 meses solicitar voluntariamente ante el juzgado de lo mercantil la declaración del concurso de acreedores con la voluntad, según señaló entonces la compañía minera leonesa en el comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, de «presentar, en el curso del procedimiento, una propuesta de convenio a sus acreedores que garantice, por un lado, la salvaguarda de los derechos e intereses de sus trabajadores, acreedores y accionistas y, por otro, la gestión de su continuidad», dado que consideraba que era la única solución viable para lograrlo. Los hechos han demostrado que no ha sido así.