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efe
Domingo, 9 de octubre 2016, 12:49
La polémica por los planes del Gobierno de Theresa May de que las empresas británicas revelen el número de sus empleados extranjeros ha arreciado este domingo con el rechazo expresado por destacados conservadores e incluso por miembros del partido eurófobo UKIP. Al final, el ministro ... de Defensa, Michael Fallon, ha tenido que matizar la medida para apaciguar los ánimos.
"No estamos proponiendo pedir a las empresas que nombren, hagan listas, identifiquen o avergüencen a las personas que son extranjeras", ha declarado a BBC Radio 5. Según el ministro, lo que se hará es someter a consulta un documento, que aún no se ha dado a conocer, en el que se propondrán diversas medidas para incentivar a las empresas a "buscar primero en el mercado laboral británico". La idea es incentivar a los empresarios a "ofrecer empleo a los británicos, que es lo que se esperaría, antes de que importen mano de obra más barata del extranjero", ha explicado.
Steve Hilton, exasesor del ex primer ministro David Cameron y partidario del 'Brexit', ha calificado de "divisoria y repugnante" la propuesta y la ha comparado con la iniciativa del candidato presidencial estadounidense Donald Trump de prohibir la entrada de todos los musulmanes a Estados Unidos. "Solo falta tatuarles números en los antebrazos", escribe Hilton en un artículo en 'The Sunday Times', en el que acusa a May de ser "incompetente e irresponsable" por dejar que el resto del mundo piense que la salida de la UE significará cortar lazos con el exterior.
El eurodiputado del eurófobo partido UKIP Roger Helmer ha considerado, por su parte, que la iniciativa presentada en el pasado congreso conservador por la ministra del Interior, Amber Rudd, que supuestamente busca fomentar la contratación británica, supone "ir demasiado lejos". "Si nosotros hubiéramos sugerido que las empresas deben facilitar listas de sus empleados extranjeros, nos hubieran llamado fascistas", manifestó.
El director del fondo de inversión Octopus Ventures, George Whitehead, condenó asimismo los planes y animó al sector empresarial a "reaccionar con un fuerte 'no, esto no es lo que queremos, debemos buscar el talento y darle la bienvenida al Reino Unido".
"Han encedido la llama de la xenofobia"
En los últimos días, varios políticos conservadores, líderes empresariales y la oposición laborista han arremetido contra la iniciativa adelantada por Rudd. Después de la intervención de la ministra el pasado martes, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, acusó al Gobierno conservador de promover la "xenofobia y el odio" contra los extranjeros.
"Los líderes del Partido Conservador han descendido hasta cotas aún más bajas esta semana. Han encendido la llama de la xenofobia y el odio en nuestras comunidades y han tratado de culpar a los extranjeros de sus propios fallos", declaró.
El director de las Cámaras de Comercio británicas, Adam Marshall, advirtió de que la iniciativa generará la percepción de que es vergonzoso contratar a personas de otros países. "Muchas empresas lamentarán que tener una fuerza laboral global sea visto como algo vergonzoso", afirmó.
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