La comisión parlamentaria brasileña avala el proceso de juicio político contra Rousseff

Si la Cámara de Diputados convalida la decisión en los próximos días por una mayoría de dos tercios, Rousseff sería apartada de su cargo por un plazo máximo de 180 días en espera de que la cámara alta dé su fallo definitivo. El vicepresidente centrista Michel Temer, convertido en su máximo adversario, la reemplazaría hasta el fin de su mandato en 2018.

La tensión de la jornada se ha disparado con la filtración de un audio en el que se oye a Temer ensayando un discurso a la nación, como si la partida de la mandataria del Partido de los Trabajadores fuese ya una mera formalidad. El PT ha denunciado recurrentemente "un golpismo descarado" y el diputado Silvio Costa incluso ha acusado a Temer de ser "el mayor traidor de la historia de Brasil".

El Gobierno daba por perdida la votación, aunque está decidido a librar la gran batalla en la Cámara baja, para impedir que los partidarios del impeachment obtengan los 342 votos (de un total de 513) necesarios para dar continuidad al proceso. La euforia ha reinado sin embargo en el lado opositor, que ha festejado el resultado en la comisión entonando el himno nacional y la popular canción mexicana 'Canta y no llores'. "Estamos seguros de que en la cámara vamos a conseguir 380 votos. Es agua ladera abajo. El Gobierno del PT se acabó", ha declarado el diputado Pauderney Avelino, del partido de derecha DEM.

El relator de la comisión, Jovair Arantes, ha considerado al abrir el debate que "hay indicios suficientes de que la denunciada practicó actos que pueden ser considerados como crimen de responsabilidad", por haber autorizado gastos no presupuestados sin la aprobación del Congreso en 2014, el año de su reelección, y en 2015. En cambio, el Abogado General del Estado, José Eduardo Cardozo, ha instado a declarar "nulo" el proceso, por considerar que no existían cargos susceptibles de justificar una decisión de semejante gravedad.

Fuera del Congreso, la Policía ha colocado vallas a lo largo de la explanada de los ministerios, para separar a los centenares de miles de manifestantes de ambos bandos que se espera lleguen a Brasilia el fin de semana para presionar los debates del plenario de la Cámara.

La crisis, potenciada por una recesión económica que entra en su segundo año, crea incertidumbre sobre si será Rousseff o su vicepresidente, Michel Temer, quien inaugure los Juegos Olímpicos de Río el próximo 5 de agosto. Rousseff, sumamente impopular, cuenta con la capacidad negociadora y movilizadora de su predecesor, Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), para llegar hasta el fin de su mandato en 2018.