Deportes
ATLETISMO
Villacorta y su tienda de campaña
El entrenador leonés duerme en una tienda de campaña en la antesala del Europeo de Zúrich para poder estar cerca de sus pupilos
Villacorta, en una foto tomada por él mismo, con el escenario de la competición como fondo.
Villacorta, en una foto tomada por él mismo, con el escenario de la competición como fondo.
Fernando Miñana
11/08/2014 (22:24 horas)
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A las afueras de Zúrich, torciendo el gesto por la lluvia que todo lo empapa y que amenaza con marcar la semana, José Enrique Villacorta, uno de los entrenadores mejor considerados actualmente en el atletismo español, pasa las noches en un camping. La Federación no le ha dado, como a otros técnicos, una habitación en el mucho más confortable Novotel donde está la selección. El leonés podía permitirse una habitación en la ciudad, pero prefirió la tienda de campaña junto a algunos de sus pupilos que han viajado hasta Suiza para ver a lo mejor del grupo: Sebas Martos y Roberto Alaiz. No era lógico que Villacorta se tirase todo el año inculcándoles unos valores y que luego se saliera por el margen.

Martos y Alaiz son aire fresco en una selección que ha culminado su renovación generacional. Son atletas imbuidos por la filosofía del grupo, la 'Lions Factory'. Villacorta se define como «un atleta frustrado que siempre quiso vivir» lo que están consiguiendo sus pupilos. Y por eso, dice, se esfuerza en que sus atletas aprendan a valorar sus privilegios, como poder disputar este Europeo de Zúrich (del martes al domingo). Él se lo da todo y el jiennense Martos se quedó boquiabierto cuando llegó a León y su entrenador le abrió su casa, le dio de comer, se fue a tomar una cerveza con él después de un entrenamiento. «Me dijo que nunca en su vida había comido con ningún entrenador. Pero yo soy para ellos una especie de tutor, amigo, padre, compañero... Es indispensable que tengan la sensación de pertenencia al grupo». Y lo sienten. Carlos Alonso regresó de los Campeonatos de España y en lugar de irse de vacaciones, alargó su temporada con el único propósito de ayudar a Martos (3.000 m obstáculos) y Alaiz (5.000). Ambos han viajado a Zúrich después de completar la mejor semana de entrenamiento de sus vidas. Y por eso, el último día, Villacorta suspendió lo que había previsto y se los llevó a bañarse en un río y a tomarse una tortilla junto a una cerveza con limón en un bar en medio de la montaña. Es la forma de entender el atletismo de los 'lions'.

Y antes de competir, Villacorta, que irá con un coche alquilado hasta el Letzigrund Stadium, una de las catedrales del atletismo con 80 años de historia y 25 récords del mundo en su interior, les recordará uno de los mandamientos de sus leones: «Pásalo bien, pásalo bien corriendo». Y, rodeado de sus compañeros, les dirá otra frase: «Hacedlo por los que no han podido llegar hasta aquí, por aquellos que han entrenado tan duro como vosotros y no lo han conseguido». Pero no todo es cháchara. Han hecho el trabajo, un trabajo duro para triunfar en Suiza bajo el brillo de los 31 postes de luz que esta semana iluminarán el atletismo europeo. Villacorta considera que Martos no derrotó a Víctor García (claro aspirante a medalla en Zúrich) en los Campeonatos de España porque no se atrevió. «Él es muy valiente y tiene mejor obstáculo que Víctor, y mejor ría que nadie, pero no se lo creyó y no llegó a los últimos 200 metros con él». Y está convencido de que Rober Alaiz, una especie de Prefontaine español por su cuidada estética, su largos cabellos, puede dar la sorpresa en los 5.000, donde también correrán un pletórico Toni Abadía y el histórico y cerebral Jesús España». «Él quiere correr con Farah y con los mejores porque eso queda para siempre. Luismi Martín Berlanas, mediada la temporada, le recordó que tenía una plaza en los 10.000 y él insistió en seguir apostando por los 5.000. Y me dijo: 'Si no lo consigo, será que no merezco ir'. Esa es nuestra filosofía».

Son únicos, pero no son una excepción. En Madrid hay otros grupos especiales, como el de Antonio Serrano, el Salazar español, que clasificó a cinco atletas, que serán cuatro por la baja de Loli Checa, o el de José Antonio Quintana, un fructífero vivero de marchadores que en dos años han batido la asombrosa cifra de 20 récords de España. Como en Sevilla están los hombres de Paco, el grupo de Paco Gil con Kevin López y Luis Alberto Marco, o en Castellón el siciliano Claudio Veneziano ha metido a dos de sus triplistas (Pablo Torrijos y Jorge Gimeno) que hubieran sido tres si Vicente Docavo no estuviera lesionado.

Renovación generacional

La selección prácticamente ha culminado su renovación generacional desde que empezaron a jubilarse atletas desde el Europeo de Barcelona en 2010. Aunque aún quedan algunos valiosos históricos como el marchador Chuso García Bragado, que disputará su sexto Europeo con 44 años y una cadera que le lleva a mal traer; Ángel David Rodríguez, el velocista que llegó tarde porque, ya en Barajas, creyó haber olvidado la cartera con su documentación; el brazo incombustible del discóbolo Mario, Pestano, que sigue esperando que algún día suene la campana; Ruth Beitia, el primer referente de este combinado, que defiende el título en salto de altura; Nuria Fernández, una campeona de Europa de 1.500 que aspira a una medalla en los 5.000 si le permiten mantener intacta su zancada de mediofondista hasta los últimos 2.000 metros, o Mercedes Chilla, Alessandra Aguilar, Naroa Agirre...

Pero ya no son estos 'carrozas' los que llevan el peso de la selección. Ahora se va repartiendo entre una generación que lideran Miguel Ángel López, el marchador murciano que fue quinto en los Juegos de Londres y medalla de bronce en el Mundial de Moscú el pasado verano, o Eusebio Cáceres, el saltador alicantino que fue cuarto en Moscú y que esta temporada aún no ha sacado a relucir su clase pero del que dicen que está para disputar las medallas, cada vez más complicadas para un atletismo español que exprime los Europeos en los que le está permitido brillar ante los Mundiales y Juegos OIímpicos cada vez más inasequibles.

No hay muchas más opciones claras de subir al podio -Ruth Beitia, Nuria Fernández, Víctor García, Martos...-,pero sí muchos aspirantes a estar en las finales desde las que intentar la proeza. Porque proeza sería que Borja Vivas -uno de los tres lanzadores de peso que han ido al Europeo, algo inaudito-, cuarto en el ranking europeo, recién instalado en la élite, ganara una medalla. Como Kevin López, quien no termina de lograr un gran resultado internacional; Manuel Olmedo y David Bustos, en un 1.500 cada vez más insulso; Ruth Ndoumbe, la triplista que está en un gran estado de forma, o Alessandra Aguilar, quinta en el maratón del último Mundial e idéntica posición en el Europeo de Barcelona. Aunque Ramón Cid, el seleccionador, insiste en que a España no hay que medirla por las medallas sino por su amplísima representación (73 atletas) y el número de finalistas, una selección cada día con mejor ambiente con jóvenes que comparte el espíritu de los leones.

Se buscan reyes en Zúrich

Parecía que 2014 iba a ser un año histórico para el salto de altura. Nunca hubo tantos saltadores en 2,40 o por encima (cinco) y varios atacaban abiertamente el viejo récord del cubano Javier Sotomayor (2,45 en 1993), pero a la hora de la verdad se ha demostrado que aunque hay tres con opciones (Bondarenko, Barshim y Ukhov), aún están muy lejos. Esos cuatro centímetros que les separan de los 2,46 son un abismo. Y además da la sensación de que se han desinflado en las últimas semanas. Aún así, el pulso entre Bondarenko y Ukhov, con permiso de Protsenko, será uno de los momentos estelares del Europeo. Pero Zúrich busca a sus reyes.

El Letzigrund Stadium reunirá a nueve vigentes campeones olímpicos y a once campeones mundiales. Muchos quieren la corona, como Mo Farah, que doblará en 5.000 y 10.000. No está como en sus últimas temporadas, pero no debe encontrar grandes rivales en el Viejo Continente. Así sucede con muchas estrellas. Que están bien, pero no pletóricas. El mismo Lavillenie no parece el mismo atleta que en invierno derribó el legendario récord mundial de Sergei Bubka. Más explosivo parece su compatriota Pascal Martinot-Lagard, que después de correr este año las vallas altas en 12.95 puede soñar con un récord de Europa de Colin Jackson (12.91) que en breve cumplirá 31 años.

Entre las mujeres irrumpe la figura de Dafne Schippers, la holandesa que en dos meses batió cinco récords nacionales en cinco pruebas diferentes -heptatlón (6.545), 4x100 (42.40), 100 (11.03), 200 (22.34) y longitud (6,78)- y que mantendrá una interesante lucha en los sprints con la francesa Myriam Soumaré. Y en los lanzamientos hay dos portentos como la croata Sandra Perkovic (disco) y la checa Barbora Spotakova (jabalina). Sin dejar de lado el maratón, donde Valeria Straneo ya ha anunciado que repetirá la atrevida estrategia que le convirtió en subcampeona del mundo después de ir casi toda la carrera al frente en Moscú. 

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