Para llegar a esta conclusión, los investigadores estudiaron el cronotipo, un concepto relacionado con los ritmos circadianos y la adaptación al trabajo de noche, en una muestra que incluyó un total de 1.095 casos de cáncer de próstata y 1.388 controles de la población seleccionados al azar. Se recopiló información detallada sobre el turno de noche (permanente vs. rotativo, horarios, duración, frecuencia) a través de la historia laboral, pero también información adicional sobre los factores sociodemográficos y el estilo de vida. El 20% de los trabajadores españoles habían trabajado alguna vez en turno de noche.
En la investigación se observó que el riesgo es mayor en trabajadores con un cronotipo vespertino (a pesar de que éstos prefieren trabajar de noche que de mañana), aunque el riesgo también aumenta para los cronotipos matutinos si la duración del trabajo de noche aumenta. Debido a estudios como este, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) ya ha clasificado el trabajo de noche como “probable carcinógeno” (grupo 2A) para humanos, basándose sobre todo en el riesgo de cáncer de mama. Ahora este estudio añade este riesgo para el cáncer de próstata en los hombres y sugiere una posible asociación con tumores con una peor supervivencia.