Opinión
OPINIÓN POR BEATRIZ SAN MILLÁN PÉREZ
 Ser consciente del maltrato
Los ciclos de violencia de género suelen ser todos muy parecidos. En ellos están los celos, los chantajes emocionales y la personalidad posesiva...
04/04/2013
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LA NARANJA MECÁNICA
...El amor, la dependencia y el sacrificio por evitar conflictos. La pareja acaba viviendo en una burbuja aislada del mundo exterior de la que él puede salir siempre que quiera pero ella no tiene el permiso de él. Paulatinamente, ella se va volviendo más sumisa y va cediendo sus derechos para intentar evitar unos conflictos que, irremediablemente, acaban llegando por una razón u otra. En la mayoría de las ocasiones, uno de los miembros de la pareja, o los dos, han crecido con una dinámica de sumisión femenina y agresividad y dominancia masculina.

Una vez que se entra en el ciclo ella ya se acostumbra y si alguien le dijera lo que ocurre lo negaría. Reconocer que alguien está siendo víctima de malos tratos es muy duro por la vergüenza que eso conlleva. “Lo sabías y no hiciste nada”. Probablemente, si no hizo nada es que no le importaba y, por tanto, fue ella quien se lo buscó. Se siente débil, sin apoyo y no se cree capaz de hacer nada para evitarlo porque si sale mal no sabe las consecuencias que eso tendría. No quiere esconderse toda su vida y sabe que si quisiera la encontraría y no quiere ni imaginarse de lo que él sería capaz.

Y tanto se lo cree que prefiere no ser consciente de lo que está sufriendo. Es sólo que él tiene defectos como también los tiene ella pero le quiere tanto y le ve tan débil que se siente incapaz de dejarle. Él necesita ayuda y ella es la única que le conoce bien y que sabe lo que necesita. Sabe que él va a cambiar porque se lo ha prometido muchas veces y ella se da cuenta de que hace muchos esfuerzos y lo valora. Es más, ella ha conseguido que él esté mejor porque antes era un “bala perdida” que no sabía qué hacer con su vida. Gracias a ella él ya no se mete en líos o no sale tanto o no bebe como antes y tiene una vida más estable. Se lo ha repetido muchas veces y, por eso, cuando piensa en la posibilidad de dejarle se arrepiente porque después de todo el esfuerzo y lo “bien” que está ahora, ¿cómo le va a dejar en la estacada? Sería como traicionarle y entonces confirmaría todo eso por lo que ella se ha rebajado y le ha llevado a esa situación en la que se encuentra.

Además, “reconoce” que haber llegado a una situación así es culpa de los dos porque muchas veces le ha provocado, no ha sabido llevarle o ha tenido poca paciencia. A veces, se olvida de los buenos momentos y lo feliz que se siente. En todas las parejas hay malos momentos y lo mejor es la reconciliación porque se vuelve tan cariñoso y bueno… es entonces cuando reconoce a la persona de la que se enamoró y sabe que aún existe. Cuando reflexiona se da cuenta de lo mucho que le quiere y que le necesita, imagina su futuro junto a él, siendo felices y con la certeza de que él ha cambiado y que es tan bueno como cuando le conoció.

Entonces se aferra a esa idea y cree que, en realidad, no es tan malo porque, como siempre, ha exagerado lo que le pasa. Él va cambiando poco a poco, lo intenta aunque le cuesta, y ella debe tener un poco más de paciencia porque el resultado está cerca. Si alguien le insinúa que ella no está bien y que es peligroso quedarse con él le responderá asegurando que no le pasará nada y que puede controlar la situación.

Pero lo que ocurre es que normalmente la situación cada vez es más grave y el enganche es mayor. La sensación de que él ha cambiado se debe a que ella se va amoldando a sus exigencias para no buscar problemas y evitar así que él se enfade. Al no dar pie a que se ponga agresivo por ciertas cosas supone que es él quien ha cambiado.

A veces, puede llegar a tomar conciencia de lo que ocurre pero al no ser capaz de poner remedio prefiere asumir la situación quitándole gravedad lo que se refuerza por el hecho de pensar que si realmente fuera grave ya le habría dejado. Para tranquilizarse recuerda los buenos momentos que al compararlos con los malos, suponen un pago más que justo por los disgustos. Hasta que el miedo lo invade todo y lo que queda es la indefensión y la angustia de sentirse incapaz de poner remedio porque es demasiado tarde…

Beatriz San Millán Pérez
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