La tragedia de Denise
LA TRAGEDIA DE DENISE
Sara Escudero: "Sierra Leona nos dio una lección de ciudadanía y civilización"
La cooperante abulense confía en que el virus no sea imparable, pero advierte de que la situación está desbordada
Sara Escudero, cooperante de Cruz Roja.
Sara Escudero, cooperante de Cruz Roja.
E. Rodríguez/ Ical
21/09/2014 (14:28 horas)
Vote 
Resultado 0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos (0 votos)
  Preparar para imprimir  Enviar por correo
Sara Escudero ha sumado una nueva misión, la séptima, a su currículo como cooperante de la Unidad de Emergencias de Cruz Roja. Su experiencia fue requerida para la construcción de un centro de tratamiento para enfermos de ébola en Kenema (Sierra Leona). En esta entrevista con Ical reconoce que el virus –cuyos muertos se cuentan por miles- no le provoca miedo sino respeto. En esta ocasión le tocó interrumpir sus vacaciones en pleno mes de agosto y marcharse durante casi un mes para ayudar a levantar un lugar para la esperanza de los afectados por el virus letal. De allí se ha traído nuevas sensaciones que alimentan su archivo de recuerdos y que le cuesta expresar con palabras. Y ahora, ya en casa, mientras explica a su familia el trabajo desempeñado en el país africano, sus hijos construyen hospitales de plastilina.

¿La llamada de Cruz Roja llegó esta vez con la urgencia habitual?

Siempre llega un poco precipitada, es normal por las circunstancias. Estaba de vacaciones, así que les dije que necesitaba algún día para volver a casa y organizar las cosas del trabajo. Al final he tenido tres días para dejarlo todo listo y marcharme con los deberes hechos aquí.

¿Es la primera vez que desarrolla una misión en un país que sufre una epidemia?

Sí. En realidad también es la primera vez que el Movimiento Internacional de la Cruz Roja atiende una epidemia de ébola, así que nosotros nos estrenábamos en una misión así, pero también lo ha hecho el frente internacional de nuestra organización.

¿Cómo se afronta esa misión desconocida?

De manera diferente. Sabes que no estás afrontando una catástrofe natural y que tu trabajo no va a ser intervenir en una zona por la que ya ha pasado un tifón o en la que ha habido un terremoto. Vas a Sierra Leona y te necesitan en medio de una epidemia que se ha cobrado miles de vidas y donde cualquier movimiento erróneo que hagas puede afectarte y acabar en un contagio –aunque no es tan fácil contagiarse si se cumplen las precauciones que se exigen-. Psicológicamente sí que es verdad que hemos tenido que estar un poco más concienciados de dónde íbamos y asegurarnos de que estábamos preparados para llevar a cabo nuestra misión.

¿Así que se marcha con todos los riesgos asumidos?

Claro. Antes de dar el paso y aceptar la llamada tienes que valorar muchas variables. Cuando lo haces eres plenamente consciente de a lo que te expones y lo asumes desde el conocimiento de cómo es el virus y de las formas de contagio. En realidad, creo que la gente no sabe muy bien qué es el ébola o cómo se comporta el virus. Así que tú sabes muy bien dónde vas, qué tienes que hacer y por qué estás allí. No hacemos nada a lo loco, todo es muy pensado. Además, los perfiles requeridos por Cruz Roja son muy concretos, para actividades muy concretas.

Sara Escudero ha sumado la séptima misión a su currículo como cooperante de Cruz Roja. 

¿Sintió miedo?

No, miedo no. Mucho respeto, esta es la palabra. Miedo no es porque estás metido en tu día a día, estás trabajando y tomas todas las precauciones que se exigen. Hemos sido muy cautos y muy respetuosos con la enfermedad porque un error lo puedes pagar muy caro.

¿Y su familia?

Mi familia me temo que sí, aunque no sé si miedo sería la palabra exacta. Estaban más preocupados que en otras ocasiones, o al menos así lo he percibido cuando han hablado conmigo. Está claro que no es lo mismo irte de cooperante a ayudar después de un terremoto, que marcharte a uno de los países donde la epidemia está invadiéndolo todo. Hemos estado en el corazón del ébola.

¿Cuál ha sido su misión?

Se activó una unidad de cuidados básicos de salud y una vez que llegó allí se vio la necesidad de un centro de tratamiento del ébola porque no valía únicamente con un puesto de atención sanitaria. En realidad hemos llevado a cabo la construcción de un hospital. El hospital ya está abierto, ya tiene gente trabajando cuatro horas al día, siete días a la semana para atender a los afectados por el virus. Ha sido una experiencia muy bonita porque al final crear, poder hacer algo con tus manos, es siempre muy satisfactorio.

Uno siempre trata de imaginarse cómo será la situación en la que va a trabajar. En este caso, ¿esa imagen coincidió con la realidad?

Tengo una doble cara. Por un lado me imaginaba que tendríamos que trabajar en un lugar muy inseguro, pero realmente no he visto eso. Me ha parecido una ciudad muy alegre, muy abierta y nunca hemos tenido un minuto de inseguridad, que era algo en lo que pensaba. No obstante, hemos ido a trabajar en plena crisis provocada por la epidemia así que una vez que estás allí, la gente tiene nombres y apellidos. Y esa gente está enferma; ellos, sus familiares, sus amigos. Así que siempre te afecta.

África no existe hasta que occidente ve el peligro de que pueda salpicarle lo que allí ocurre, ¿comparte esta afirmación?

Totalmente. No nos acordamos de los 2.000 muertos al día que hay por malaria, o del millón de muertes que se producen por diarrea. Total, como la diarrea no es una pandemia… Eso no nos afecta. Está lejos. Es casi inverosímil que llegue a nosotros. El ébola era algo que veíamos muy lejano o que ni siquiera veíamos. Ahora el ébola está ahí al lado, con casos que han llegado hasta este otro lado del mundo. El temor al contagio se ha hecho efectivo y ahora sí existe un sentimiento de miedo que antes no había.

Las advertencias de los que trabajan en el terreno sobre la ausencia de medios son constantes. ¿Ha reaccionado la sociedad para ayudar a combatir el virus?

Los recursos en un país de gente que se muere de hambre son muy limitados, no solo los sanitarios, sino también los tecnológicos (no hay luz por la noche) o los de cualquier índole. En Sierra Leona hay muchísima población que no tiene absolutamente nada y tienen carencias de todo tipo. Debido a la expansión del virus, los centros de tratamiento en muchos casos están colapsados, por eso organizaciones como Médicos sin Fronteras y Cruz Roja están trabajando para construir nuevos centros dentro de las ciudades afectadas. A lo mejor en otras emergencias colaboramos más, damos más aportaciones económicas o nos toca más cerca. Se necesita tantísimo dinero para poder frenar esta situación, que es imposible dar abasto con los recursos disponibles. Así que tenemos que hacer un llamamiento a todas las personas que puedan colaborar. El ébola es algo que nos debería preocupar. Hay mucha gente que está sufriendo y mucha gente que se está muriendo.

¿Qué transmite la población local a los que ayudan? ¿Se sienten abandonados a su suerte?

La gente de allí con nosotros ha sido muy amable y no tienen una sensación de abandono, sino de preocupación. La situación les inquieta porque el virus ha afectado a sus familiares, vecinos o amigos. Es una población que afronta cada día situaciones muy complicadas y su capacidad de adaptación es muy alta. Preguntan cómo pueden protegerse ellos y sus hijos. Preguntas que también nos podemos hacer aquí, pero que ellos se plantean estando en el epicentro de una situación crítica.

¿Por qué le llamó tanto la atención el llamado ‘día de limpieza’?

Salimos a la calle y no había nadie, cuando normalmente son calles que siempre están llenas de gente, como no hay colegio ahora están repletas de niños, de gente corriendo, en los mercados. De repente, nadie. Solo se veía a gente limpiando las puertas de sus casas. Aquello nos dio una lección de ciudadanía. El trabajo comunitario allí alcanza una importancia singular. Se movilizan rápido, les mandan escuchar la radio y la escuchan. A nosotros nos piden un compromiso así con nuestra comunidad y dudo que lo cumpliéramos. Luego pensamos que nosotros somos los civilizados y ellos los incivilizados.

Cruz Roja construyó un centro de tratamiento para enfermos de ébola en Kenema.

Después de haber estado en Sierra Leona, ¿su archivo de imágenes, sensaciones e incluso olores que no se olvidan ha aumentado?

La experiencia desde el punto de vista profesional ha sido muy gratificante, pero a la vez muy dura. Hay olores y sentimientos que no se me van a olvidar. Por un lado está la novedad. Nunca habíamos construido un hospital, así por las buenas, en tres semanas. Es un reto profesional, un orgullo haber podido cumplir con esa misión aunque a la vez piensas que tú estás allí porque el ébola está matando. Te abordan un cúmulo de emociones que resulta difícil transmitir. Al final te queda la sensación de que con tu trabajo la gente va a vivir mejor, siempre sin perder de vista de que hablamos de personas afectadas por el virus. Con tu ayuda, que incluye el apoyo psicológico, les estás protegiendo para que no sean contagiados y para no contagiar a los suyos. En sus casas no tienen ni las condiciones sanitarias, ni higiénicas, ni humanas para poder afrontar la epidemia.

¿Cómo le ha explicado a sus hijos, Hugo y Vera, esta misión?

El mayor, Hugo, que es el que mejor puede entenderlo, sabe que el ébola es un virus, una enfermedad, y no sabe mucho más. También es cierto que el conocimiento de la enfermedad por la población es bastante limitado. A ellos les ha gustado que lo que hemos construido haya sido un hospital y les resulta comprensible porque es algo material. Son 10.000 metros cuadrados y cuando han visto la foto les ha impresionado. Ellos han hecho hospitales de plastilina en casa.

¿El ébola es imparable?

Es difícil poderte contagiar, pero al mismo tiempo fácil porque una vez que estás infectado si no tomas las precauciones oportunas, el simple gesto de coger a tu hijo puede implicar un nuevo contagio. La situación es muy complicada. Imparable no lo es, el problema es que ahora mismo afecta ya a cinco países y la situación está desbordada.
 

  Preparar para imprimir  Enviar por correo
Vote 
Resultado 0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos (0 votos)