Minería
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Pablo Iglesias: "En estos momentos es fundamental cuidar a nuestra minería"
El secretario general de Podemos apoya criterios como la despoblación y el envejecimiento en la negociación sobre la financiación autonómica
Pablo Iglesias. (Foto: Ramón Gómez)
Pablo Iglesias. (Foto: Ramón Gómez)
Sonia Andrino
22/05/2015 (22:00 horas)
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Es la novena comunidad autónoma que visita en lo que lleva de campaña electoral. Pablo Iglesias baja de un monovolumen blanco que llega hasta la misma puerta del Parador de Zamora donde, paciente y desde una media hora antes, le aguarda su padre, Javier que, después de casi treinta años viviendo en la capital zamorana, dice que hace tiempo que se olvidó de Madrid. «Me siento zamorano. Tengo hasta la diálisis aquí», explica con naturalidad. El exinspector de Trabajo ha transmitido ese cariño por la tierra a su hijo que, con evidentes signos de cansancio, se funde con él en un abrazo. «Qué delgado estás», espeta el padre. «Tú también», responde el hijo. Después, estrecha manos entre el resto de asistentes y aguanta la llamada de atención de una joven con una niña en brazos. «Perdone –le dice– tenéis que hacer algo para que tengamos empleo», le implora.«En ello estamos», responde con un hilo de voz el recién llegado que aguarda con la mujer hasta que esta decide despedirse.

Después saluda a otro hombre que pide igualmente su atención y luego entra en el Parador donde tiene programadas algunas entrevistas. Explica que ha venido durante las dos horas de viaje desde Madrid empapándose de Castilla y León, pero él conoce la comunidad. Vivió en Soria cuando era niño durante algunos años y visita a su padre en Zamora cuando tiene ocasión. No se siente un extraño aquí.

–Muchos pueblos y muy pequeños. ¿Ve usted salida a este problema de Castilla y León?

–Es un problema no solo de esta comunidad sino de muchas regiones y muchas áreas de España y creo que es fundamental rectificar un modelo de desarrollo implementado por el Partido Popular que apostaba por un estilo de turismo irresponsable, por burbujas inmobiliarias y políticas especulativas que han resultado ser un desastre. Hay que apostar por la innovación, por otras formas de turismo y fórmulas del desarrollo del mundo rural que en Castilla y León son cruciales.

–¿De qué tipo?

–España no solamente es Madrid o las grandes ciudades o los centros turísticos y la gran industria. Las políticas que favorezcan el desarrollo agrario o un turismo responsable, podrían contribuir a generar una identidad y un estilo de país diferente, y creo que ahí Castilla y León tiene muchísimas posibilidades.

–Hablemos de territorio. ¿Qué haría usted con las diputaciones? ¿Y con los servicios que prestan y con el personal que trabaja en ellas?

–Las diputaciones son ambivalentes. A mí, en general, debo decir que no me gustan, aunque he de añadir que, en relación a los municipios pequeños, asumen en la práctica responsabilidades que son muy importantes. Pero yo sería partidario de reorganizar de alguna manera las administraciones locales para que fueran ellas las que asumieran las competencias que están asumiendo las diputaciones y en el futuro podríamos rediseñar con fórmulas administrativas más eficaces.

–Usted habla de reorganizar la administración local, ¿se refiere a una fusión?

–Si usted me está preguntando si sobran ayuntamientos en España, yo diría que no. Lo que sobran en España son corruptos y malos gestores. Creo que los Ayuntamientos son muy importantes en la medida en que establecen el primer vínculo entre los ciudadanos y la administración. Por eso, tener administraciones locales muy cercanas a la gente con capacidad para asumir la prestación de servicios básicos es algo que marca la diferencia en un sentido positivo.

–¿Qué papel tienen la agricultura y la ganadería, por un lado, y la minería, por otro, en la idea de comunidad de Podemos?

–Son fundamentales. No asumo que mi país sea una periferia de Europa especializada en el turismo y solamente en el sector servicios. Los países serios tienen que tener industria y la industria también abarca sectores estratégicos como la minería. Quizá, más tarde o más temprano, haya que apostar por otras fuentes energéticas, pero en estos momentos la minería del carbón da muchísimos puestos de trabajo y es fundamental cuidarla. Y en lo que respecta a la agricultura y la ganadería, quizá no siempre se hayan defendido en Europa los intereses de nuestros agricultores y ganaderos como correspondería. Deberían estar más protegidos.

–Usted, como eurodiputado, sabe que la Política Agraria Común (PAC) es la primera política de la UE. Se acaba de negociar hasta 2020. ¿Se ha hecho bien?

–No soy especialista en la materia, aunque estuve como suplente en la Comisión de Agricultura porque tenía mucho interés en la materia porque es una de las pocas áreas donde las decisiones del Parlamento cuentan y donde la política agraria europea es fundamental para los ciudadanos. Lo cierto es que no estoy satisfecho con cómo han actuado las administraciones españolas. Creo que se podrían haber hecho más y mejores cosas. En estos meses he estado hablando con colegas eurodiputados más formados en la materia y creo que es una de las áreas estratégicas para Europa que en estos momentos está seriamente amenazada por la firma de un tratado de libre comercio con Estados Unidos que está poniendo en riesgo buena parte de los productores europeos y españoles. Soy miembro titular de la Comisión de Exteriores y he vivido cómo una política exterior, a mi juicio demasiado agresiva hacia Rusia por parte de la Unión Europea, ha hecho que tengan que pagar los platos rotos los agricultores de nuestro país como consecuencia de un bloqueo a las exportaciones a Rusia de productos de la Unión. Se podrían hacer las cosas mucho mejor.

–¿Mantendría usted escuelas con cuatro alumnos en el medio rural de Castilla y León?

–Las escuelas son un derecho y, por tanto, lo fundamental no es el número de alumnos sino que el servicio se preste. Creo que es compatible el ejercicio de un derecho con la mayor eficiencia o la mejora organizativa, pero no puede haber ningún niño sin escuela. En este país lo que no sobran son escuelas y deben estar presentes en el medio rural. Un país del que uno se puede sentir orgulloso es aquel en el que todos los niños tienen una escuela cerca de su casa a la que poder acudir.

–Garantizar eso supone un gasto mayor. ¿Cuál su propuesta sobre la financiación autonómica?

–Yo creo que educar a un niño nunca es un gasto excesivo. Gastos excesivos son los coches oficiales, los sueldos que cobran algunos altos cargos de la administración y buena parte de los gastos superfluos de las administraciones. No acepto que alguien diga que sale caro educar a un niño porque viva en un pueblo. Y en el modelo de financiación, que es algo extremadamente delicado, creo que podemos ser mucho más eficaces. No solamente hay que hablar de una fiscalidad más redistributiva y más justa sino que además habría que abrir un proceso de diálogo a propósito de la financiación de las comunidades autónomas que asegure que las instituciones sean lo más eficaces posibles.

–¿Apoyaría usted que se tuvieran en cuenta criterios como la dispersión, el envejecimiento o la despoblación en esas negociaciones?

–Evidentemente, porque no es lo mismo la situación de todas las comunidades en nuestro país ni son las mismas necesidades de, en este caso, una comunidad tan grande como Castilla y León, donde el hecho de que la administración autonómica llegue a todas partes puede tener muchos más costes e implicar muchas más dificultades frente a otras comunidades.

–Ha habido cierta polémica por una propuesta lanzada desde Podemos sobre el salario mínimo, ya que decían que no cuesta lo mismo vivir en Barcelona que en Soria. Con el tiempo, ¿puede calar una idea así para comunidades con menos ingresos impositivos y mayor gasto en pensiones?

–Lo dice alguien que ha vivido en Soria: Nosotros estamos tratando de aproximar las rentas de inserción ya existentes al salario mínimo, lo que hemos llamado renta garantizada y creo que ahí hay que tener en cuenta muchos factores como, por ejemplo, los alquileres. No es lo mismo un alquiler en Madrid que en otras ciudades. No es lo mismo la situación de un joven de 22 años que la de una madre de 38 con tres niños. Creo que todos esos factores deben tenerse en cuenta a la hora de establecer una renta mínima porque no son situaciones equivalentes. La renta se tiene que adaptar a las circunstancias que están determinadas por la edad, las cargas familiares y también los precios de alquiler por los lugares donde uno vive.

–Una población envejecida y dispersa, ¿recibe menos interés por parte de Podemos, cuyas bases están más relacionadas con los jóvenes y el medio urbano?

–Nadie podrá decirme que Castilla y León ha recibido poco interés. Creo que no hay campaña electoral que no haya venido a alguna ciudad.Es verdad que hay un elemento sentimental que a mi me pierde: me crié en Soria y mi padre vive en Zamora, donde vengo mucho. Todos esos elementos cuentan, pero creo que en lo que se refiere a Castilla y León nadie se puede quejar.

–¿Están satisfechos con la acogida de Podemos en esta comunidad?

–Mucho. Creo que tanto Pablo Fernández como Pedro María de Palacio están haciendo un trabajo ingente y muy dificultoso porque Castilla y León es más extensa que muchos países europeos. Hacen un gran trabajo de difusión del proyecto, muy valioso, que está dando unos magníficos resultados.

–En la encuesta de El Norte, usted era, por detrás de Rajoy, el líder nacional más conocido en Castilla y León. Sin embargo, en cuestión de confianza, más de la mitad desconfía de usted, ¿a qué cree que se debe?

–No lo sé. Será que me conocen poco y tendré que hacerme aún más conocido. Estoy convencido de que la confianza mejorará. Desde luego, confiar en Mariano Rajoy, a la vista de los resultados de su gobierno, no sé si es muy recomendable.

–¿Se ven ustedes como llave de Gobierno en Castilla y León?

–Bueno, lo primero es dejar que los ciudadanos voten y luego vamos a ver lo que pasa. Estamos dispuestos a dialogar con todos sobre bases programáticas. Ya se ha visto en Andalucía que nosotros no intercambiamos apoyo por sillones. Para nosotros las políticas sociales son fundamentales. Si en Castilla y León pudiera haber un gobierno alternativo al PP que requiriera de nuestro apoyo, nosotros trabajaríamos para que eso tenga implicaciones programáticas muy serias y algunos tendrán que girar 180 grados si quieren entenderse con nosotros.

–Entonces, ¿no contempla la posibilidad de que el PP se pueda dirigir a ustedes para pactar?

–Creo que es una posibilidad remota. Yo siempre digo que nosotros estamos dispuestos a dialogar con todos, aunque algunos titulen ‘Pablo Iglesias, dispuesto a pactar’. No, no. Veo muy improbable, a la vista del programa del PP y de su trayectoria, que se puedan entender con nosotros. Lo mismo que en el caso de Ciudadanos, que llevan un programa muy similar al del PP.

–¿Cómo se puede hacer política sin políticos?

–Creo que la política es algo tan importante que, si no haces política, te la hacen otros. La política no puede ser una profesión permanente y lo dice alguien que es un profesional de la ciencia política, pero no de la política. Es importante que la gente entienda que necesitamos a ciudadanos haciendo política, ciudadanos preparados y comprometidos. Cuando se profesionaliza y tenemos a unos señores que no se parecen en nada a la gente respecto a la que toman decisiones –ni en cómo visten, ni en los sueldos que ganan, ni los privilegios de los que disfrutan– al final nos encontramos con eso que nosotros llamábamos casta: representantes de los ciudadanos que no se parecen en nada a los ciudadanos. Nosotros queremos que los representantes de los ciudadanos sean ciudadanos, que se parezcan a ellos. La gente nos dice «sois normales», y a mi eso me encanta. Creo que la foto del día 25 va a ser la de parlamentos que, incluso por la forma de vestir, serán iguales que la que nos encontramos en la calle y no tanto al tipo de político profesional al que nos hemos acostumbrado y cuyos resultados son nefastos.

–Adolfo Suárez y José María Aznar, ligados a Ávila. José Luis Rodríguez Zapatero, a León. ¿Se ve usted como el próximo presidente del Gobierno con raíces en Castilla y León?

–(Sonríe). Podría ser. Sería llamativo, ¿verdad?, que fuera así. Puede ser. Y yo lo llevaría muy bien.

–¿Será entonces usted el candidato de Podemos a las próximas Elecciones Generales de noviembre?

–Mi voluntad es serlo. Tendrá que decirse en unas primarias abiertas por las que tienen que pasar todos los candidatos en Podemos, pero mi voluntad y mi compromiso es ser el candidato.
 

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