Aunque lo que se pudo ver ayer es algo aún en plena gestación que no verá la luz, comercialmente hablando, hasta mediados de 2015, sus creadores se afanaron en trasmitir las bondades de la nueva versión del sistema operativo más utilizado del mundo.
Según sus responsables, el salto no debe chirriar a los usuarios. Basta con escuchar el ejemplo que utilizó Joe Belfiore, máximo responsable de Windows Phone, que comparó la experiencia que tendrán los usuarios con la de conducir un Tesla, el coche eléctrico ideado por Elon Musk, tras haber estado al volante de un Toyota Prius, el equivalente a Windows 7, la que es la versión más exitosa de los registros históricos de Redmond.
Y es que el puñado de novedades que ayer se vió parece destinado a desterrar la apatía que generó la actual versión del programa. Una reacción especialmente sensible en el entorno corporativo, donde apenas una de cada diez empresas lo adaptaron.