León
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Hayedo Geras-Cabornera: el hermano mayor del Faedo  
Mucho menos frecuentado que el de la cercana Ciñera, es uno de los mayores de la Montaña Central y destaca por su buen estado
El hayedo de Geras y Cabornera cumple 10 años. (Foto: Peio García)
El hayedo de Geras y Cabornera cumple 10 años. (Foto: Peio García)
Elena F. Gordón/ ICAL
31/01/2016 (12:25 horas)
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Declarado Punto de Interés Biológico (PIB) de nivel nacional, tanto por su contenido como por su buen estado de conservación, el hayedo Geras-Cabornera está incluido dentro de la Red Natura 2.000, es Lugar de Interés Comunitario (LIC) de la Montaña Central leonesa y ocupa parte de la Reserva de la Biosfera Alto Bernesga.

Mucho más grande que su 'hermano' de Ciñera, el reconocido y frecuentado Faedo, su vecino de la comarca de Gordón sale poco a poco de su relativo anonimato, con la intención de conquistar a sus nuevos descubridores pero sin aspiraciones de llegar a masificarse, como casi ocurre en el Faedo, con opiniones contrapuestas respecto a la nutrida afluencia de visitantes.

Es uno de los hayedos de mayor extensión de esa zona de la provincia, superado únicamente por otros situados en altitudes más elevadas. Muestra destacable de los recursos naturales del municipio de La Pola de Gordón, también resulta atractivo por contar con varias vías de escalada, según lo recuerda la gerente de la Fundación de la Reserva Alto Bernesga, Beni Rodríguez, quien subraya también que abarca un puerto ganadero y un coto de caza.

La parte quizá más concurrida de ese inmenso hayedo que se extiende unos cuantos kilómetros es La Boyariza, paraje de fácil acceso y señalizado desde la carretera, entre las localidades de Paradilla y Geras. Precisamente la jefa de cocina de uno de los restaurantes de ese pueblo, el Entrepeñas, está considerada como una de las expertas en el hayedo, que visita siempre que puede.

Rosa María Gutiérrez, Rosi, reconoce que habla desde la pasión. “Desde Beberino hasta el puerto de Aralla que es la zona en la que hay hayedo, son unos 15 kilómetros o 18 de hayedo, que yo todavía no conozco bien. Hay mucho que ver pero tenemos pocas formas de fácil acceso de entrar en él”, comienza a explicar antes de comentar que “el Faedo es el hayedo que está para enseñar y La Boyariza es el que hay que descubrir”.

Detalla que en el de Geras-Cabornera hay ya una serie de rutas establecidas, “caminos que van hacia ciertos sitios pero también muchos lugares muy bonitos que todavía no tienen acceso. No es que quiera que sea fácil y que llegue todo el mundo; me parece más importante que la gente lo descubra y que sepa que al hayedo no se puede ir en tacones ni en playeros; hay que ir con unas botas y pensando que te vas a manchar”.

A quienes se adentren por primera vez en él, les anuncia “cascadas, zonas preciosas a las que es difícil llegar, otras a las que sólo se llega en primavera o verano porque hay mucha agua y no se puede subir por los arroyos. Es que hay que verlo”, recalca. Acotando un poco más el espacio, sobre La Boyariza comenta que “tiene mil sitios para ver algo diferente cada vez que se vaya” y explica que lo más habitual es visitar la cascada de Foceltorno “y de ahí para arriba hay cosas muy bonitas”.

Aunque en cualquier época el paisaje y el entorno tienen su encanto, la diversidad del otoño resulta espectacular, más si es tan largo como el de 2015. “Cada día es diferente, hay zonas de musgo permanente a las que no les da el sol, hayas que no abarcan entre tres personas, acebos que están creciendo cada día más, tejos...”.

Como propuesta para un día de paseo por la zona, propone acceder por La Boyariza, ver la cascada, bordear el hayedo hasta la hoz del Palanco y continuar hasta Geras. Es una ruta para principiantes, de unas tres horas de duración, caminando despacio, disfrutando del paisaje y que se puede hacer con niños.

La parte más concurrida de ese inmenso hayedo es el paraje de La Boyariza (Foto: Peio García)

Tres mil años de hayas

Como se recuerda en una de las guías editada por la asociación Cuatro Valles, a la que pertenece la comarca de Gordón, el haya es una especie muy competitiva “que ha logrado predominar en los territorios que ha colonizado hace relativamente poco tiempo, ya que su presencia en la Cordillera Cantábrica de forma masiva, data de hace apenas dos o tres mil años”. La última glaciación, detalla, supuso su refugio en algunas montañas de los Balcanes, desde donde comenzó su expansión hasta convertirse en la actualidad, en una de las especies arbóreas más comunes de toda Europa.

Sus hojas son de dos tipos, unas denominadas hojas de sol, de pequeño tamaño, con gran cantidad de ceras y taninos de protección y un número reducido de estomas. Otras, las de sombra, son de mayor tamaño, más delgadas y con un mayor número de estomas en el haz. En un mismo árbol pueden encontrarse los dos; las de sol de situarán en las zonas más iluminadas donde las pérdidas de agua son más probables, para lo que presenta cubiertas protectoras y las de sombra estarán en las zonas de umbría, donde se necesita más superficie de exposición para llevar a cabo la función clorofílica con eficacia. 

 

Una cascada en medio del hayedo. (Foto: Peio García)

La mezcla de colores en las especies arbóreas. (Foto: Peio García)

El hayedo de Geras-Cabornera se va convirtiendo poco a poco en reclamo turístico. (Foto: Peio García)

La naturaleza hace ‘magia’ en este rincón de la provincia. (Foto: Peio García)

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