Ante la negativa del centro hospitalario a dejar de alimentarla, los padres hicieron público el caso y pidieron una "muerte digna". El pasado lunes lograron que los médicos retirasen la alimentación artificial a la pequeña.
"Se le va administrar una sedación, entendemos que fuerte, para que la niña no sienta dolor, y la mínima hidratación para que esa sedación surta efecto y en principio ese es el plan terapéutico", explicaba entonces el abogado de la familia, Sergio Campos Nieto.
Andrea, de 12 años, estaba aquejada de una enfermedad neurodegenerativa irreversible y sus padres habían solicitado el viernes a un juez que se pronunciase sobre su deseo de poner fin al "soporte vital".
A mediados de septiembre, un comité de ética del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela había recomendado retirar dicha alimentación artificial a Andrea y considerar la sedación paliativa. Pero el equipo de pediatría del hospital se negaba a hacerlo, ante lo cual los padres de la niña decidieron la semana pasada llevar el caso a los medios.
"Mi hija lleva 12 años luchando como una campeona, llega a su final y ya su cuerpo no aguanta más porque nunca le dieron una larga esperanza de vida", denunció la madre, Estela Ordóñez, a la Cadena Ser. En fase "terminal", la enfermedad "no va cada vez a menos, de hecho en estos dos años tuvo unos episodios muy malos, desde septiembre de 2014 fue cuando comenzó a deteriorarse", agregó.
"El caso de mi hija no es de eutanasia, el caso de mi hija es que ya llegó a su final y no la dejan ir", había insistido en el canal privado de televisión La Sexta. Tras presentar la solicitud en el juzgado el viernes, el padre, Antonio Lago, aseguró a Cadena Ser: "La niña sigue mal con picos de dolores fuertes. Yo aquí estoy para luchar por la muerte digna de mi hija. Me resulta indignante que tengamos que llegar a esta situación". "Ya se puede ir tranquilamente y sin sufrir", había dicho Ordóñez pidiendo la desconexión de la pequeña y su sedación.