Opinión
OPINIÓN POR POLO FUERTES
El monte es para quien lo fusila
Hace ahora un año, el congreso de Obras Públicas Romanas celebrado en Astorga bajo la organización del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas de León desbarajustó una serie de mitos poniendo en jaque a los que, como yo y otros muchos, los teníamos como axiomas...
14/11/2007
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CON VENTANAS A LA CALLE
... Unos axiomas más de la Historia que muchos defendimos, contra viento y marea, ante las embestidas de ayuntamientos y empresas poderosas que buscaban su utilidad turística y monetaria. Estoy hablando, entre otros, de lo que habíamos entendido siempre como Vía de la Plata, el camino con más de 2.000 años que unió las ciudades augustas de Mérida y Astorga.

El ponente y responsable científico del congreso, Isaac Moreno, calificó esta ruta como una cañada de ganado. Un camino de fango, sin ningún valor histórico, tras haber pateado y estudiado su trazado, palmo a palmo, y otros muchos. Después quiso arreglar un poco el desaguisado al notar en el ambiente la decepción de autoridades y ciudadanos que habíamos hecho de este viejo itinerario bandera cultural, histórica, turística y patrimonial de las dos ciudades mencionadas y otras a lo largo del trayecto y durante muchos años. Algún día tocaremos este asunto más ampliamente.

Pero hoy quiero poner el énfasis en otro de los temas sacados a relucir en aquel congreso de referencia, como es la mayor mina de oro romana de Hispania, en el campo de tiro del Teleno. El profesor del Departamento de Ingeniería Minera de la Universidad de León, Roberto Matías Rodríguez, fue categórico: "Las Médulas, al lado de este complejo, quedan eclipsadas, con tan sólo ocho kilómetros cuadrados de restos arqueológicos claros, frente a los 38 de esta mina, de los que un 50% están en la zona de caída de proyectiles del campo de tiro". La disyuntiva era: o explotación cultural y turística de la mina o seguir con la explosión de obuses, cohetes y toda clase de bombas en este monte sagrado.

A lo largo de una extensa ponencia Matías Rodríguez descubrió su trabajo de campo por los montes, entre Molinaferrera y Castrocontrigo, a más de 2.170 metros de altitud. Con ayuda audiovisual descifró a los más de 200 congresistas cada uno de los hallazgos, así como los caminos a seguir para dar nuevas alternativas a este campo de tiro, que un 23 de febrero de 1981 (con los diputados y el Gobierno de la Nación secuestrado en el Congreso) se firmaba la expropiación forzosa de terrenos de la, ya irreversible, ocupación.

Ha pasado un año y los máximos mandatarios de los que depende el campo de maniobras, léase Gobierno, escogieron lo segundo. Sin contemplaciones (bueno, se dijo que iba a hacer un estudio y metió la zorra en el gallinero, encargándolo a un paniaguado del Ministerio de Defensa) y sin respuesta oficial, los militares han seguido disparando tiros, bombas y toda la pesca contra el descubrimiento aurífero. Y buena va barbero.

Diríamos que estos son los hechos probados. Unos hechos que pesan aún más si se tiene en cuanta que el partido que sustenta al actual Gobierno y a su Ministerio de Defensa, amén de su presidente, cruzado ahora con una enorme zeta, prometieron el desmantelamiento de este campo de tiro cuando aún no tenían noticia clarividente del descubrimiento del profesor Matías Rodríguez, dentro de la campaña electoral del 14 de marzo del 2004.

Sin embargo, desde el principio todos supimos que la promesa iba a quedar a beneficio de inventario. Porque el primer ministro de Defensa del gobierno Zapatero, Pepe Bono, que venía cruzado (¡otra zeta, por favor!) con la vitola de especialista en desmontes de estos campos de tiro por tierras manchegas, dijo que nones. Y su sustituto, un magistrado leonés del Consejo del Poder Judicial, José Antonio Alonso, ha pasado de todo lo que huela a desmantelamiento, a estudios arqueológicos, a reposiciones de heridas infringidas al dios Teleno, a explotaciones turísticas y a otras bagatelas de intelectuales e investigadores de campo y de poca monta. Y es que el monte, al final, es para quien lo fusila.

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