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REPORTAJE
El mesolítico 'leonés' afín al ciudadano del norte de Europa
El CSIC presentará por primera vez en la historia el genoma completo del hombre mesolítico / Explicaría la adaptación a enfermedades transmitidas por animales
Luis V. Huerga / @luisvhuerga
09/12/2013 (12:13 horas)
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En el año 2006, unos excursionistas hallaron en la cueva de La Braña-Arintero, en el municipio leonés de Valdelugeros, los restos óseos de un cuerpo humano. Se trataba de un hombre del periodo Mesolítico, con unos 8.000 años de antigüedad que acompañaba a otro cuerpo, que se precipitó a un pozo, ambos en posición de haber sido objeto de un ritual funerario. A esos individuos se les llamó Braña 1 y Braña 2. En los restos de vida que el primero de los cuerpos todavía albergaba en uno de sus dientes, se extrajeron las muestras para escribir un nuevo capítulo en la historia de la ciencia.

En el año 2010, una vez que la tecnología de secuenciación de segunda generación se implantó en la investigación masiva de muestras para hallar el puzle completo del ADN, el Institut de Biología Evolutiva que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tiene en Barcelona, se puso manos a la obra para ser el primer equipo en el mundo capaz de descifrar el genoma completo del hombre Mesolítico, en una ‘carrera’ en la que concurren varios países.

El investigador Carles Lalueza-Fox, que participó esta semana en la segunda conferencia dentro del ciclo ‘Arqueoleón II’ que organiza el Museo de León, arrojó alguno de los datos que se han recabado ahora, aunque el estudio se encuentra “embargado” hasta su publicación “en unas semanas”. El hombre de La Braña, es decir, Braña 1, tenía los ojos azules “por la misma mutación por la que los ciudadanos del norte de Europa los tienen azules”, por lo que “en este sentido, sería parecido a los europeos actuales”.

Afín al ciudadano del norte de Europa

El hombre mesolítico, como el que habitó la cornisa cantábrica en la provincia de León, fue “sustituido” por el hombre del Neolítico que fue importando de Oriente su cultura de sedentarismo, basada en la domesticación de los animales y en el cultivo del campo. El hallado en León sería uno de los ejemplares más antiguos de este periodo y tendría “afinidades poblacionales con el norte de Europa”, a donde el Neolítico tardó en llegar, por lo que el hombre sedentario y el humano inmediatamente precedente pudieron convivir.

“El individuo Braña 1, curiosamente a pesar de estar en el sur de Europa, si tuviéramos que buscarle un parentesco población actual, sería con el ciudadano del norte de Europa”, ha señalado Lalueza-Fox que, sin embargo, ha incidido en que “genéticamente, es muy distinto de los europeos actuales del norte”. El hombre actual es “producto de la revolución neolítica” que se produjo hace 7.000 años, según comenta el investigador. El desarrollo de la agricultura asienta poblaciones, que crecen demográficamente y que adquieren nuevos hábitos en su dieta, ahora rica en carbohidratos, frente a la proteínica.

Localización de los principales hallazgos de restos humanos del periodo Mesolítico.

En busca de los genes de la resistencia

La domesticación de animales, además, conllevó desde el punto de vista biológico “cambios interesantes”, ya que esos animales comenzaron a trasladar el hombre enfermedades infecciosas, ahora comunes, como la gripe. “Cuando miramos los genomas europeos actuales, algunas posiciones en los genes han sido seleccionadas. No sabemos si por resistencia a esas enfermedades contagiosas que nos transmitieron los domesticados. El disponer de una referencia temporal anterior con Braña 1 ayudaría a discriminar qué genes están implicados en la respuesta a esos patógenos”.

Por eso, Lalueza-Fox sostiene que los restos hallados en León, una vez extraído su genoma completo por primera vez en la historia, podría tener aplicaciones, además de en cuanto a sus “actividades poblacionales”, en el sentido de analizar cómo el hombre, en su evolución, ha ido desarrollando resistencia a los agentes patógenos infecciosos, la conocida zoonosis. “Cualquier investigación biomédica que buscara genes de inmunidad de resistencia a patógenos transmitidos por domésticos debería mirar aquí, porque Braña 1 es anterior a estos fenómenos”.

Un diente de ciervo, que el hombre mesolítico de La Braña-Arintero utilizaba como herramienta. La colección completa de los restos óseos de animal hallados en la cueva se expone en el Museo de León. (Foto: Julio M. Vidal)

La Braña "siempre será referencia"

El hallazgo de los restos de población Mesolítica en la provincia León es uno de los más trascendentes para los investigadores en este campo. Se trata de ejemplares hasta ahora únicos de la presencia de hombres anteriores al Neolítico en el sur de Europa. Además, por la situación de la cueva, a 1.489 metros de altitud y orientada al este, la conservación ha sido buena, en temperaturas de ocho grados de media a lo largo del año. No se conoce un caso similar en toda la Península Ibérica.

“La Braña es y va a ser una referencia siempre”, ha señalado el investigador del CSIC. En peor situación de conservación, sumergido en agua tras precipitarse a un pozo, se encuentra el otro individuo, Braña 2. “Que hubiera estado sumergido puede explicar que no se haya encontrado una buena muestra de ADN. Pero es una cuestión económica. Con más dinero se podría intentar y me gustaría, en el futuro, recuperar el individuo 2, aunque esté peor conservado, porque sigue siendo una muestra excepcional”.

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