Un constructor berciano. Porfirio Fernández, la había restaurado y la había cedido en depósito al Ayuntamiento de Ponferrada. Ahora su familia ha decidido cancelar ese depósito y venderla al museo alemán, ante la ponsibilidad de la institución municipal de poder igualar la oferta, que ascendía a los 50.000 euros, según reconoció el concejal de Patrimonio, Santiago Macías.
“Nosotros tenemos la obligación de verlar por el patrimonio, pero cuando se trata de un bien privado no podemos obligar a nadie”, puntualizó Macías, que recalcó que el precio solicitado por los actuales propietarios “es cuatro veces mayor que su valor real”. “Eran unos 50.000 euros la oferta que manejaba la familia y según los técnicos no vale más de 12.000 euros, nosotros no podemos pagar más que lo que está en el mercado”, insistió.
Así, lamentan la pérdida de la locomotora pero, apostilló Macías, “tenemos que velar por el patrimonio pero también por el herario público”. Por ello, intentarán obtener para todas las piezas y locomotoras que pertenezcan a empresarios mineros y propietario particulares el compromiso de que se sigan conservando en el Museo de Ferrocarril.
En su “hueco”, otra alemana
Macías avanzó que el “hueco” que acaba de dejar la Funkenstein 020-T pasará a ser ocupado por otra “alemana”, la Coppel de 1911, que actualmente preside la entrada del centro comercial La Máquina en el polígono de las Huertas de Ponferrada.
“El Museo del Ferrocarril seguirá teniendo una pieza de referencia”, aseguró el concejal, que puntualizó además que esta locomotora “merece estar ya en un lugar que garantice su estado de conservación después de tantos años a la intemperie”. “No debe estar en la calle, en todos estos años ha estado sometida al riesgo de cualquier acto vandálico y daño”, añadió.