Viajes
EN LA MOCHILA
Compartir es vivir
La idea de alquilar habitaciones, casas o sillones, compartir objetos, cuidar mascotas, compartir coche… no es estrictamente novedosa, pero catalizada por las nuevas tecnologías, se ha convertido en un fenómeno que hace pensar que la economía compartida ha llegado para quedarse
Paula pasea a varios perrosPaula pasea a varios perros. (Foto: paulaoscuida.org)
Paula pasea a varios perrosPaula pasea a varios perros. (Foto: paulaoscuida.org)
leonoticias.com
23/08/2014 (16:02 horas)
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"Quería ir de Madrid a Gijón para ver el concierto de Bruce Springsteen y me subí a un coche de BlaBlaCar que iba y volvía sólo al concierto y fue una experiencia increíble porque fuimos tomando cerveza hasta Gijón, escuchando música de Bruce y acabamos juntos en el concierto. Y todo ello por 40 euros ida y vuelta y dos horas menos de trayecto". Son palabras de Manuel Carriles, un usuario habitual de esta plataforma de transporte que fomenta la economía compartida. Pero el caso de este periodista asturiano no es único, ya que hay muchas personas que han descubierto esta nueva forma de economía compartida que ha plantado cara al capitalismo y que propone compartir, colaborar, acceder o intercambiar bienes en vez de poseerlos.

Las empresas y particulares dedicados a ello y las iniciativas, más o menos románticas, florecen, sobre todo desde que estalló la crisis financiera guiadas por una generación con persistentes tasas de desempleo y que ha aprendido que el trabajo para toda la vida es un vago recuerdo de sus abuelos y que ahora lo que se lleva son los minitrabajos con los que ganarse la vida. La idea de alquilar habitaciones, casas o sillones, compartir objetos, cuidar mascotas, compartir coche… no es estrictamente novedosa, pero catalizada por las nuevas tecnologías, se ha convertido en un fenómeno que hace pensar que la economía compartida ha llegado para quedarse.

Pero hay quien tiene la capacidad de desdoblarse y ser a la vez 'consumidor' y microempresario que alquilan sus activos como Paula Gil-Casares, educadora canina que decidió un día dar carpetazo a su "aburrido trabajo de oficina" y emprender un negocio que le apasiona, rodeada de perros y gatos. " "Siempre he trabajado en consultoría en proyectos de cooperación y desarrollo, pero no quería estar en una oficina con un horario fijo", asegura. Paula comenzó su 'miniempresa' en abril del año pasado "repartiendo tarjetas por la calle" y ahora tiene su propio blog (Paula os cuida), un sueldo medio mensual de 1.200 euros y una cartera de clientes de los más variado como "ejecutivos, personas mayores y gente que necesita dejar a su mascota mientras se va de viaje". De hecho, Paula ha organizado unos 'campamentos para perros' como servicio para sus clientes. "Me llevo 8 perros en una furgoneta y estoy con ellos en la playa y disfrutamos de unos días fuera de su entorno", reconoce. "Hemos estado en Alicante, en Cádiz y en Santander".

Y es que el concepto de propiedad parece haber cambiado radicalmente hasta acabar con aquellos clásicos cuyo objetivo era tener un coche y una casa en propiedad. Ahora prefieren tener libertad para moverse y un estilo de vida más flexible que por otra parte es lo que les exige el mercado culturalmente programados para prestar alquilar y compartir.

Es el caso de la iniciativa conocida como 'couchsurfing' que desde hace una década y en la que los usuarios ofertan su sofá, cocina y/o una visita guiada por la ciudad. "Las ideas 'low cost' han favorecido este tipo de economía compartida porque se ahorran costes a partir de la reducción de servicios prescindibles. Si voy a casa de alguien me ahorro muchos servicios de los que no disfruto en un hotel. Yo necesito un lugar donde dormir y en un hotel te cobran por muchas más cosas que por eso", confiesa Ulises Eguílaz, un consultor madrileño que lleva viajando por Europa de "sillón en sillón". "Responde más a una filosofía de vida que a un ahorro económico, pero el nivel de satisfacción es muy alto y raramente hay problemas", añade.

Una idea que comparte Nuria, una viguesa que utiliza la web 'Intercambiocasas' para viajar por todo el mundo intercambiando su casa con otras personas. Una idea que surgió "cuando nuestra segunda hija cumplió 2 años. Nos dimos cuenta de que no todos los hoteles tenían habitaciones de 4 plazas, y en los que las tenían, se hacían pequeñas. Un día vimos una película sobre el intercambio de casas y quisimos probar". Y desde entonces no han parado de conocer ciudades 'desde dentro'. "Hemos estado en Finlandia, París, Huesca, Coímbra, Granada y Suiza", señala. "La experiencia fue fantástica, nos metimos en su casa, en sus costumbres, vimos lo que comían, los niños jugaron y disfrutaron de sus habitaciones y juguetes, hablamos con sus vecinos, cortamos su césped. Disfrutamos durante 3 semanas de su casa y de su coche, y todo ello a coste cero. Desde ese momento nos cambió la vida en vacaciones", desvela Nuria sobre su primera experiencia de intercambio de casas con una familia de Finlandia".

Pero el caso de esta familia no es único, ya que muchos recomiendan esta experiencia como una "forma de descubrir la ciudad desde dentro". Es el caso de Eduardo y Catherine, una pareja barcelonesa que además de conocer nuevos sitios reconocen que con esta experiencia "además de nuestras casas intercambiamos con los huéspedes experiencias, música, libros, trucos y consejos". Y es que ya se sabe, 'compartir es vivir'. 

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