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JOSÉ AHUMADA
Lunes, 11 de abril 2016, 11:00
Cada día, a las cinco de la mañana, Mario Conde se levantaba de su camastro en la celda de la prisión de Alcalá-Meco para meditar. Siempre había estado interesado por lo espiritual pero nunca había tenido tiempo para dedicarse a ello a fondo. En ... la cárcel, en cambio, tiempo era lo que sobraba.
Un hombre frugal
Es una persona sin vicios no fuma, no bebe y tampoco come en exceso. Lee mucho y disfruta con la pintura y la música, pero su gran afición es la fotografía. Se le dan bien los paisajes.
Esotérico y masón
Siempre ha sentido atracción por lo oculto, y especialmente por la religiosidad oriental. Esa inquietud le llevó a convertirse en un activo masón -se dice que alcanzó el grado de Maestro en la Gran Logia Española- hasta el momento de su caída. Actualmente se limita a participar en charlas y conferencias.
10
personas asistieron a su discreta boda con María Pérez-Ugena en 2010, entre ellas su madre, doña Pilar, y sus hijos, Mario y Alejandra.
Formaba parte de su rutina, que él mismo había diseñado para endurecerse y que incluía también duchas de agua helada. Lourdes Arroyo, su mujer entonces (falleció en 2007), ya le había dicho alguna vez en casa que parecía un contorsionista cuando empezó a realizar sus ejercicios de respiración. Se equivocó si pensó que se trataba de una excentricidad pasajera.
Hoy mismo, a sus 64 años, Mario Conde habrá empezado la jornada de igual modo y prácticamente a la misma hora. Eso sí, el escenario ha cambiado, y ahora se sienta sobre una alfombra en su habitación antes de inspirar profundamente.
También él ha cambiado, claro. Los casi veinte años que han pasado desde que se adentró en la penumbra de la cárcel han castigado ese rostro que en la España de los 80 y los 90 encarnó la idea del triunfo y la seducción, aunque no han conseguido restar fiereza a su mirada de ave rapaz. La verdadera transformación, no obstante, se ha operado en su interior: pasar, en una semana, de comer con el Rey a compartir mesa y bandeja con ladrones, narcos y asesinos debió de ayudarle a ver las cosas con cierto desapego.
Seguro que el reciente y breve encierro de Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid, ha reverdecido en él el recuerdo de su auge y caída. Él, que fue el primer banquero español en pasar por el trance y que siempre ha defendido su inocencia, no pudo menos que cuestionar la detención de Blesa en Twitter. «Prisión provisional exige riesgo fuga y destrucción pruebas. ¿Se dan en el caso de Blesa? Parece dudoso. Veremos qué dice el auto». Y más. «¿Tiene acceso Blesa a archivos de Caja Madrid o Banco Miami? No parece. ¿Destruir pruebas? Difícil, ¿no?».
Fieles seguidores
Mario Conde mantiene contacto diario con sus seguidores en las redes sociales. Casi todos están convencidos de que se lo cargaron porque se había convertido en una amenaza para su poder: dicen que solo hay que ver cómo actuó el Gobierno con Banesto y compararlo con el reciente riego de millones a los bancos en apuros. Él, a cambio, les ofrece interpretaciones de la actualidad, opinión de experto y filosofía trascendente en pequeñas píldoras. Para quien quiere más, ahí están sus intervenciones en Intereconomía, sus entrevistas, sus conferencias y sus libros.
Hay algo sospechoso en su afán por presentarse como una persona desprovista de todo interés por lo material y que aprovechó el cautiverio para depurar su espíritu. ¿Podría tratarse de una sutil venganza hacia esos enemigos que intentaron doblegarle? Su gente de confianza asegura que no es pose. «No sé si es duro decir que la cárcel le transformó para bien -dice el abogado Sancho Michell, uno de sus amigos-, pero la verdad es que esa experiencia talló y limó su piedra. A quienes estábamos a su alrededor nos sorprendió la normalidad con que aceptó aquella situación y, posteriormente, su regreso a la vida 'civil'».
En cualquier caso, las lecturas de Lao-Tse, Confucio y Krishnamurti (hasta 400 libros se metió entre pecho y espalda durante los seis años que permaneció entre rejas en distintos periodos entre 1994 y 2007) no extinguieron su olfato para los negocios. Una vez en la calle ha vuelto a trabajar para poner en pie un emporio con los restos del patrimonio familiar.
Una oportuna separación de bienes, en 1990, salvó del embargo, cuando llegó el batacazo, su casa de Madrid y un par de enormes fincas. Allí, los Conde pusieron en marcha un negocio de producción de aceite de oliva virgen, una actividad que se ha ampliado al campo de la belleza, los productos de herbolario y la alimentación natural (las firmas se llaman Hogar y Cosmética Española, Demerquisa y Pinisan).
Quienes le siguen la pista hablan además de una serie de propiedades escamoteadas a la acción de la Justicia, vendidas a testaferros, revendidas a una sociedad luxemburguesa -Beteiligung- y alquiladas después por ésta a sus primeros dueños. El pasado mes de octubre la Audiencia Nacional ordenó el decomiso de cinco fincas que supuestamente fueron adquiridas con el dinero que Mario Conde obtuvo irregularmente como banquero, y el próximo mes de junio saldrá a subasta la primera de ellas por un precio inicial de 2,6 millones, que se restará de los más de 15 que le quedan por pagar si le encuentran con qué.
Fracaso electoral
Para Conde y sus incondicionales se trató de un sabotaje a su concurrencia en las elecciones gallegas, en las que se presentó a presidente de la Xunta con Sociedad Civil y Democracia (SCD). Por una cosa o por otra su candidatura únicamente cosechó 15.000 votos, un descalabro cuyo último capítulo ha sido su renuncia, este lunes, a la dirección del partido.
Es improbable que Mario Conde contase con repetir el fracaso que ya sufrió en el año 2000 en su anterior aventura política en la que se embarcó, con una UCD (y CDS) agónica, durante un paréntesis entre temporadas a la sombra. En esta ocasión se trataba de su tierra y contaba con su tirón. Según otras fuentes, daba también por sentado que pescaría votos en nuevos caladeros: en la presentación de SCD, llamó la atención la numerosa presencia gitana en el auditorio debida, según se rumoreaba, a contactos mantenidos por la formación con representantes de esa comunidad en Galicia.
Conocida la capacidad de Conde para hacer lecturas positivas de las experiencias adversas, es fácil suponer que ésta le servirá para extraer alguna nueva enseñanza e, incluso, material para escribir otro libro. Después de publicar ocho títulos y vender más de 100.000 ejemplares de algunos de ellos, puede deducirse que todo lo que dice interesa.
Cuando se trata de reflexionar, no hay sitio mejor que A Casa Grande de A Cerca en A Mezquita, Chaguazoso, provincia de Orense, un pazo tan grande como el nombre (1.500 metros construidos, 40.000 de propiedad) que tiene alquilado con derecho a compra al suegro del actual presidente de la Diputación.
Convertido en su nuevo hogar, es el lugar al que se retira siempre que puede con su actual esposa, la profesora de Derecho Constitucional María Pérez-Ugena, y donde más disfruta de la compañía de sus dos hijos, sus tres nietos y sus perros alsacianos (Clinton, Tina y Martin). Allí, mientras pasea entre castaños centenarios, podrá decidir cuál va a ser el próximo paso a dar. Hace tiempo que aprendió a tomarse las cosas con calma.
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