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Juanjo Gonzalo
Viernes, 19 de agosto 2016, 10:24
La cuarta posición conseguida en Liga y la buena imagen mostrada en la Liga Europa -alcanzó las semifinales- han vuelto a enganchar a todos en Villarreal. Optimismo que dista mucho de la cara mostrada en esta pretemporada, en la que el conjunto amarillo se ha ... encontrado con un puñado de problemas. El último de ellos, la destitución de Marcelino, que abandona el banquillo del club tras tres años y medio muy fructíferos en el cargo. El técnico asturiano, que hace menos de un año renovaba su contrato con el club hasta 2019 y aseguraba que no existía «mejor equipo para trabajar», fue destituido a tan solo una semana del soñado debut continental. Será la gran oportunidad para Fran Escribá, su sustituto, que vivirá la exigencia de un club poco acostumbrado a saborear las mieles del éxito.
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No lo tendrá fácil el que fuera entrenador del Getafe la pasada campaña. La grave lesión de Roberto Soldado en el Trofeo Teresa Herrera, ya que estará de baja seis meses, será una de las grandes preocupaciones. El punta había consolidado, junto con el talentoso Bakambu, una de las parejas de moda del fútbol español. Los delanteros fueron dos de los grandes artífices de la excelente temporada realizada por el Villarreal. Un equipo en el que la magia y buena parte de los galones eran cosa de Denis Suárez, con el que no podrán contar este año. Una baja dolorosa que hace tiempo fue asumida por los castellonenses. El gallego vuelve al Barcelona, donde ya jugó una campaña, tras su enorme crecimiento en Sevilla y Villarreal. Tratarán de ayudar a olvidarlo Roberto Soriano, una de las grandes sensaciones en Italia durante las últimas campañas y por el que se han pagado 14 millones, y el exmadridista Cherysev, que regresa a la disciplina amarilla, donde tan buen sabor de boca dejó en el periodo de cesión. En esta ocasión lo hará en propiedad.
Ilusionantes se antojan las llegadas de N' Diaye desde el Betis y, sobre todo, de Alexandre Pato. El brasileño, que declaró sentirse «muy feliz» ante esta oportunidad, quizás tenga a día de hoy más nombre que fútbol en sus piernas -ya lo evidenció el año pasado en su cesión al Chelsea, donde apenas participó-, pero en su presentación, el que fuera una de las rutilantes promesas del fútbol mundial logró reunir a más de 1.000 aficionados del equipo amarillo. Cifras al alcance de un «jugador de gran nivel», como lo calificó Fernando Roig, presidente del Villarreal. Pero mucho necesita mejorar el equipo de Escribá después de una flojísima pretemporada en la que sólo ha logrado imponerse en dos de los siete encuentros disputados, ambos frente a rivales de menor categoría, encajando un total de ocho tantos. Y eso antes de la previa de la Champions ante el Mónaco. Ahí radica la clave de un curso precedido por un verano extraño y ajetreado.
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