El Sevilla se reencuentra a tiempo con la magia

Los bilbaínos acudieron a una Sevilla en fiestas y Aduriz y Raúl García lo aprovecharon en la segunda mitad para bailar sevillanas en terreno enemigo. Los de Ernesto Valverde estuvieron cerca de quitarle a los de Emery su trono festivo en plena semana grande sevillana desde que el añorado Antonio Puerta marcara su legendario tanto en la prórroga al Schalke 04 hace diez años. La chispa del malogrado canterano sevillista aún no se ha roto a tenor de lo vivido en los cuartos de final del Pizjuán. Porque a ese recuerdo se aferraron los sevillistas en un final donde las uñas dejaron de crecer. Los hispalenses se reencontraron a tiempo con la magia de la esta competición en busca de la quinta en una tanda de penaltis grandiosa, donde Beñat, ex bético, falló su penalti y Gameiro, lesionado, marcó el definitivo hacia las semifinales.

El Athletic quiso cambiar la historia a los seis minutos de juego. Fue el tiempo que tardó Aduriz en mandar el balón al palo y meter el miedo durante toda la primera mitad en el cuerpo de los 40000 sevillistas en las gradas del Pizjuán. El máximo goleador de la Europa League apostó por su olfato goleador rejuvenecido para intentar liderar a los suyos en busca de una remontada épica. Frente a esta ilusión del visitante vasco se encontraba el Sevilla y el pragmatismo del que siempre ha hecho práctica otro vascuence, pero de la otra provincia, como es Unai Emery desde que se sentara en el banquillo sevillista. Los hispalenses comenzaron a jugar con el tiempo, el marcador favorable de la ida y la ansiedad del contrario.

La eliminatoria se fraguó en la segunda mitad. Comenzaron las faltas a destiempo y demasiado juego a ras de suelo y se mezcló con idas y venidas de calidad en el que la anarquía se hizo presente media hora. En esa cronología el Athletic sufrió su particular montaña rusa. Marcó por obra de Aduriz, de la alegría se pasó a la tristeza por el empate de Gameiro tras una gran galopada de Vitolo y la lesión del propio Aduriz de manera fortuita. Cuando la desesperación hacia acto de presencia, otro subidón para la hinchada bilbaína llegó por medio de una mala salida de David Soria y el provecho de Raúl García para mandar el duelo a la prórroga.

En el inicio de la tercera parte del choque, Susaeta pudo dejar sentenciada la eliminatoria en un uno contra uno ante David Soria, pero prefirió picar el balón en vez de asegurar y se marchó fuera. Acto seguido sería el Sevilla el que dispuso de una doble de ocasión, pero primero el palo y después San José en la línea tras una chilena de Coke, recién incorporado, evitaron la desgracia vizcaína. Con el paso de los minutos el duelo bajó en intensidad y emoción a la espera de los penaltis. Desde el punto fatídico Beñat, antiguo jugador bético, fue el único que no marcó de los cinco penaltis de su equipo. Ello lo aprovecho un Sevilla que sigue siendo infalible desde el once metros en la Europa League. Gameiro, lesionado en el último minuto de la prórroga, marcó el quinto para seguir buscando la magia de la quinta.